2017


INDICE AVATAR 2017

 

 

1BEGIN BEING. PRESENTE CONTINUO GONZALO TENA EN GALERÍA CAICOYA.OVIEDO.

Marzo 2017


SOIRÉE PEREC

2LA AUTÉNTICA HISTORIA DE UN DELIRIO REAL Y PERECQUIANO:

                                         LIDIA DE CADAQUES, PEREC, VILA-MATAS , 

                                        PABLO MARTIN SÁNCHEZ Y RAMÓN ANDRÉS


3   25 ANIVERSARIO DE LA GALERÍA HORIZON DE COLERA EN RAYON VERTE DE CERBÈRE

3 Octubre 2017

4VER LA PALABRA exposición colectiva en la Galeria Horizon de Colera

2017   15 Julio  19:30

5DYEU -   FERRAN GIMÉNEZ

2017 Agosto

6SCUCHAR LA FORMA.TOCAR LA IMAGEN

Exposición colectiva en la Galería Horizon de Colera.

Agosto 2017.

7“IN THIS WAY AS MOVEMENT”. Bruegel vs Tena”

exposición de Gonzalo Tena” LA TEXTUALIDAD EN LA PINTURA” 1971-2017”, comisario Oscar Alonso Molina, Museo de Teruel. Teruel y Museo Salvador Victoria.

Octubre 2017

8 JUANA DE AIZPURU

Noviembre 2017




 

 


Being .Gonzalo Tena en Galería Caicoya.Oviedo

2017 Marzo 


 



Begin Being. Presente Continuo

 Tropismos. 

 

     Jean Paul Sartre , en 1939, se fijó en la obra de una joven escritora, era la primera de Natalie Sarraute titulada “Tropismes”.La publicó en una época de preguerra y post vanguardia que estaba dominada por  una  escritura atrevida y  experimental. Samuel Beckett,  Gertrude Stein  y  Sarraute  ponían los cimientos  de un nuevo modo de entender la literatura y la vida.

 

  El tropismo es un fenómeno biológico que afecta especialmente a las plantas, esta estrategia desplegada por la naturaleza consiste en que una planta que por definición se encuentra inmóvil en un territorio, sabe reaccionar de modo adecuado a sus necesidades, ante un estímulo externo , detectando aquellos factores de aceptación o rechazo que le permitan sobrevivir. Este fenómeno es apenas perceptible y muy sutil, así, casi sin darnos cuenta, tímidamente, nuestro “ficus  benjamina” se dirige a la casa del vecino  asomándose  tras la tapia, porque allí encuentra la luz que nosotros  no le damos o se retrae cuando necesita sombra.

       Igual que sucede con las plantas, los indicios sutiles, los pequeños gestos permiten que las obras de algunos artistas avancen lentamente o retrocedan, se exhiban o se escondan. Un modo de hacer que define no solo una obra sino también una actitud  creativa y un comportamiento personal. Por eso el “Tropismo” ha quedado para la cultura como un sinónimo de actitudes creativas fragmentadas, discretas, como el síntoma inconcluso de una acción y como calificativo útil para todos aquellos que como Gonzalo Tena aparecen y desaparecen de la escena del arte y que  actúan de modo discontinuo, discreto y perseverante.

     La obra de Gonzalo Tena es “Tropista” desde que en  1999 , convirtiera a la escritora Gertrude Stein en su fuente de inspiración , trabajando con :  Gertrude (1999),  Stanzas (2000),  War (2001), The relation of Human Nature to the Human Mind (2007) .Ha ido siguiendo la estela de la escritora norteamericana e impregnado por su espíritu se propone profundizar en la esencia del lenguaje creativo, quiere usar la palabra y la pintura para desvelar y para esconder. A través de textos breves y de imágenes, casi sin acabar nunca, pero empezando continuamente. Tena, se dedica a destacar y escoger las ínfimas manifestaciones del yo, a transformar sutilmente en obra las vibraciones positivas o negativas que recibe del exterior tal como he dicho que hacen las plantas, creando movimientos interiores que  calan, sutilmente, en la conciencia del que mira o del que lee.

      Como buen  creador “tropico”,  cuestiona el imperio del discurso único en el arte. Despliega su voz a trozos, utilizando una estética que  propicia la repetición y en la que a través  de la  insistencia  sobre lo mismo, favorece el surgimiento de la diferencia. Esa es la cualidad de la repetición, “mantram” cultural que nunca cesa, recordando lo primordial y abandonándose a la pseudo conciencia del conocimiento del mismo modo que un orante hace con una letanía.


Soirée Perec

30 de Mayo 2017   22:00

 




Hoy esperaba con ilusión, condición cada vez más escasa de mi ánimo, un gran

 encuentro con George Perec en el Espai Brossa. He ido con tiempo, he visto a

 Manzano en la Puerta, he  saludado a Estela que sigue teniendo el arte en sus ojos, he paseado

 por el Born esperando que dieran las 8h. Cuando ya era la hora convenida, me dirijo hacia el

 teatro pero una catenaria roja me impedía la entrada, la mía y la de un grupo de

 indignados asistentes, no nos dejaban pasar. Hemos reclamado la presencia de la

 organización. Ha bajado alguien en ascensor y nos ha dicho que era imposible, que

 estaba lleno y que no se podía entrar. Le he asegurado que eso era imposible que

 estaba seguro que a la manera Perecquiana, estaba convencido que el teatro estaba

 vacío y que los ponentes se dirigían a un público inexistente, que el teatro estaba

 lleno de vacío y como me empezaba a mirar con cara rara he optado por desistir

 convertirme en un espectador opcional y no realizado.

Muy mal organizado, pero bueno, en el mundo oulipo siempre hay  algo que se

 resiste a ser organizado, a mi “plim” porque en realidad quería hablar con Pablo

 Martin Sánchez para explicarle una auténtica historia Perecquiana que le afecta

 directamente. Ya lo haré. ¿o no?

 

SI HE AQUÍ.....


LA AUTÉNTICA HISTORÍA  DE UN DELIRIO REAL Y PERECQUIANO:

PROTAGONISTAS : LIDIA DE CADAQUES, PEREC, VILA-MATAS , PABLO MARTIN SÁNCHEZ Y RAMÓN ANDRÉS.

30 de Mayo 2017   12:00


                         



Quiero decir a manera de prólogo lo que me sucedió hace ya algún tiempo. Los cambios en la casa, una nueva habitación y la pintura de las paredes me obligaban a un incesante trasiego de libros. Los de aquí para allá, los de allá no sabía donde ponerlos. Las novelas juntas, por orden alfabético o por el momento en el que las leí. De repente: el caos se impuso a mi deseo clasificador y una estantería repleta  de novelas cayó y dio de bruces en el suelo, un sonido estremecedor y el trabajo de tantos escritores ilustres entremezclados formando un pequeño montículo de letra impresa, apareció la forma de una pira destinada a la hoguera. Fue un momento sublime en el que todas esas novelas que mantenían  su merecida dignidad en mi librería, me parecieron  restos, cadáveres exquisitos de mentes exquisitas, unas páginas habían entrado en otras, algunos lomos estaban rotos. Los recogí haciendo nuevos grupos, era ya muy tarde y no los volví a ordenar, los reuní sin ningún criterio y así un nuevo orden se había creado, sin mi intervención.

   Estaba cansado de tanto trasiego, era tarde y fue cuando surgió una idea que quise poner en limpio de inmediato a pesar de la fatiga. Y así lo hice. Imaginé a Lidia de Cadaqués, la hija de la bruja Sabana, sentada sobre la montaña, mezclada entre esos grandes monumentos de la literatura, era algo parecido a la quema de María, el ser robótico de Metrópolis o a la Juana de Arco de Dreyer o a las brujas ardiendo de "Dies Irae".Se cuenta que Lidia era capaz de leer dos libros que no tenían nada en común el uno con el otro y que en esa lectura ella encontraba el hilo conductor del sentido. Eso divertía mucho a Salvador Dalí y a sus amigos en PortLligat , hacia 1929 cuando el pintor decidió instalarse en la costa, fue ella quien le vendió la casa de pescadores en la que habitó la genialidad de los esposos durante tanto tiempo. Dalí ya conocía esa facultad extremada por el delirio interpretativo de la hija de la bruja. De hecho su poder y esa facultad  en la lectura, ya  se convirtió en un problema para otro"xenius", el propio Eugeni D´Ors que recibía  cartas de Lidia como respuesta a los artículos que este escribía en "La veu de Catalunya", ella se creía la destinataria de las reflexiones del escritor y le contestaba, como en una relación muy personal, se habían conocido en 1904.

  Lidia llevo a su apogeo el juego surrealista por excelencia, el divertimento que mejor representa la esencia caótica de la vanguardia. Me refiero a "Le Cadávre esquís".Como ya todo el mundo sabe consiste en establecer vínculos inexistentes entre palabras o dibujos, tal como Lidia lo hacía con los libros. Las relaciones furtivas con el delirio le permitían emparentar como enemigos obvios a las cabras y los anarquistas. En un delirio similar en este libro se ejecuta la voluntad del azar. El desorden libresco de un accidente fortuito crea un sentido nuevo. El delirio se le ofrece al lector sumando las páginas que el accidente ha creado. Los libros adivinatorios, tiene gran tradición en la literatura universal, con el mismo poder de los naipes, en la literatura española eran llamados:  "Libros de Suertes".

 He tomado la primera página del primer libro recogido entre el caos, la segunda del segundo libro, la tercera del tercer libro y así hasta un total de doscientas páginas que han creado una sola novela  realizada con los fragmentos rescatados de tamaño desorden. El sentido se lo pondrá el lector y esta vez ,el escritor inexistente, el autor no podrá ni confirmar, ni negar ninguna de estas interpretaciones porque estarán más allá de su voluntad, todas serán ciertas, todas serán falsas y es más, entre ellos puede haber querellas a muerte y distancias insalvables que el azar ha puesto como un unitario "opus coniunctum" en el mismo texto. Lo que es indudable es que no quedará ninguna resquemor sobre la calidad literaria, porque los autores que se encuentras detrás de cada página tienen un merecido lugar en la historia de la literatura.

 Desde el punto del imaginario autor de este libro debo decir en primer lugar  la extraña sensación que me produce mecanografiar los textos de autores tan dignos, es como repetir la acción física y un poco mental que cada uno de ellos llevó a cabo en tiempos y geografías muy diversas. Al repetir sus palabras me convierto un poco en todos ellos. También quiero constatar que al ir escribiendo, página tras página, lo que el azar ha querido dictarme, tengo una clara sensación de estar creando algo nuevo, pues no se como irá desarrollándose este ejercicio literario y por lo tanto espero, con la ilusión de un autor, lo que pueda llegar a escribir y también el final de una extraña novela. 

 

TUYO ES EL CAER.-

 

Una de las razones por las que no escribo es porque cuando creo que estoy caminando hacia la pura originalidad creativa, que estoy entrando en un poderoso imaginario personal y desconocido: la realidad me supera u otro ya lo ha escrito.  Este hecho me ha convertido en un ser poco productivo, más bien diría que como ya saben mis amigos, prefiero  observar  con atención la rareza de la vida.

En conversación digo a menudo que “Todo es muy Raro”, de hecho mi primer blog en la Red tenía ese título lo acompañaba un pseudónimo y un fotograma de la película: "Los 5.000 dedos del Dr. T" 

    Cuando pienso cuando y como me hice raro, debo hacer una regresión a mi infancia, allí se cuece todo lo que ha de venir. En mi memoria tengo el recuerdo de una espantosa película musical dirigida al público infantil que como sucede con todos los cuentos, marcan la “H” del horror en la conciencia de todos los niños. Parece ser que para crecer hay que pasar miedo. En mi caso el susto me lo dio una película que recuerdo vagamente, pero que aun me produce temblor interno. Fue “Los 5.000 dedos del Dr. T.”, la ví en un cine familiar cuando tenía ocho años y siempre la he recordado con inquietante terror.

     Juzguen ustedes mismos: el doctor  Terwilliker  que es un terrorífico profesor de piano tiene atemorizado a uno de sus alumnos, este preso del cansancio cae dormido  y entonces  vive un sueño en el que el malvado profesor se convierte en el  Doctor T, este quiere encerrarlo de por vida  a tocar el piano y casarse con su madre si no lo impide un buen amigo  fontanero.

     En los trailers que he podido ver en youtube he vuelto a reconocer como si fuera un espejo de mi memoria, algunas de las imágenes que marcaron mi infancia y mis terrores nocturnos: los escenarios, el gran piano de cola  interminable , las sombras, el gorrito del niño con una mano con sus cinco deditos en la cabeza, los hermanos siameses patinadores que estaban unidos por la barba, las puertas con vida, los 5000 dedos ejecutando música y mi mamá asediada por un villano.

     Después supe que ese maléfico doctor T es la criatura de otro doctor, el doctor Seuss que es un escritor de cuentos y caricaturista norteamericano; ambos son los principales culpables de mi transformación y curiosidad hacia la rareza. De hecho cuando estoy en las reuniones más formales no dejo de pensar que la gente se da cuenta de que, en la cabeza, llevo un ridículo gorrito del que sale una mano por la parte de arriba y que el serio ejecutivo con el que hablo lleva un ridículo traje y quiere obligarme a tocar un piano infinito mientras  dice cosas que no comprendo.

 

  Este Blog exploraba la rareza de la vida en sus diversos aspectos y en él,  quería destacar aquellas cosas que no entendía de la vida. Nada más y nada menos. Pero cuando alguien considera que “todo es muy raro”, lo más fácil y lógico es pensar que el raro es él. Que las cosas son como deben ser, como siempre han sido y que eso no debería extrañar a nadie. Aquel que se extraña ante lo que sucede no puede ser una persona normal, tranquila, serena, sino un pesimista que vive con la incomodidad del que no entiende nada. Al contrario, los que conocen la auténtica naturaleza de las cosas, saben lo que la vida es. Los sabios conocen el mundo sin salir de su casa, no se extrañan de nada, quieren transmitir ese don, ser una guía para los perplejos para los que estamos presos de desorientación y de dudas. Para los sabios: nada es raro. Simplemente TODO ES.

 

Llevaba varios día encerrado en mi estudio trabajando a fondo, cosa inusual en mí, pues tenía alguna posibilidad de publicar a través de mi amigo crítico Gerardo Cuevas mi Novela Exquisita de la que ya a quedado claro que esperaba que fuera un auténtico revulsivo literario, una ruptura, una novedad total e inaugurar de este modo, un nuevo concepto de meta-narrativa de crecimiento exponencial en el que la voz del azar se oiría con la intensidad de un susurro grave y constante.

 Había salido a pasear un rato por el Paseo de Gracia. Solecito y buena temperatura no presagiaban la tormenta intelectual que se avecinaba. Los que escriben, saben que una de las locuras de narrar es que queremos gritar al lector que aquello que está leyendo es REAL. Que todo lo que escribimos, aunque parezca delirante no es más que la constatación de las rarezas de vivir observadas por un ojo perplejo. Que no es que el escritor convierta en verdadero aquello que se le ocurre y escribe, sino que la verdad a secas, es verdad de la buena. Realidad más ficción es una suma prescindible, no, nos hace falta porque la realidad  parece una ficción.

 Como decía, iba paseando tranquilamente, eso que los cursis baudelairianos llamarían “flanear”. Las aceras anchas, la arquitectura arriba y los dibujos de las baldosas azules de Gaudí abajo, entretienen a cualquiera, solo hubiera faltado que junto a mi pasará una mujer  perfumada que desaparecida entre la multitud y recordarla toda la vida. Por vicio más que por intención, entré en una gran librería del Paseo de Gracia, un auténtico gran almacén de libros en los que es posible que se deslicen muchos que no lo merecen o también, como en este caso, que se cuele alguno que contenga un gran error de consecuencias imprevisibles.

Vi en el escaparate un libro de Ramón Andrés, amigo y vecino con el que comparto reparto en una película de José Luis Guerin que no se ha estrenado y de la que no quiero hablar.

Ramón Andrés aparecía en mi vida, a menudo, como un guía ante el desconcierto. Su aplomo, seguridad, erudición y modestia eran un faro auténtico para el comportamiento humano.

 En poco tiempo, en esos días, asistí a una lectura de su Poesía Reunida en una fábrica decorada con la elegancia de la ruina y convertida en  palacio de la cultura en el Pueblo Nuevo; unos días más tarde, lo escuché en una conferencia en el CCCB sobre el suicidio, a propósito de su obra “Semper Dolens”, un tratado completo sobre esa tendencia humana a acabar con la propia existencia y en la que R.A quiso demostrar, ante un público de especialistas terapeutas, que el dolor del candidato es el resultado de un  profundo desencanto, más que una patología mental.

Poseedor de todos sus libros, tuve la necesidad imperiosa de entrar y comprar el que me faltaba: “Pensar y No caer” un ensayo sobre cosas menores elevadas a la categoría de reflexión profunda. De hecho, me gusta el título porque en una sencilla frase se conjugan dos verbos muy diferentes , dos acciones distintas , el primero, alude a la  abstracción inmaterial de la mente y el segundo, caer :es pura ley física e  inmediata.

Francesc Pujols pasó a la historia del pensamiento por decir: Cuan cau, cau. (Cuando cae, cae.)

Los libros a la vista me agobian y al entrar en ese gran almacén había tantos que recordé mi promesa de empezar a desprenderme de numerosos volúmenes de mi biblioteca, dejarla en lo sustancial. Estoy en una edad en el que los libros ya no son instrumentos de lucimiento intelectual o académico o un modo epocal de conocer el mundo. Tan solo se necesitan los que a lo largo de nuestra vida hayan desprendido algun destello de luz, un indicio de verdad.

 Pregunté directamente por el título, ni siquiera me moví de la caja y me lo trajeron inmediatamente, sin hojearlo, lo pagué y lo guarde directamente en el bolsillo de la gabardina que había heredado de mi padre. El que conozca esa prenda sabrá de lo moldeable que son los bolsillos y lo mucho que se puede guardar en ellos.

Al llegar a casa, me senté junto a la ventana, miré de reojo hacia la calle y lo abrí con avidez. Fui directamente al grano, sin mirar índices, ni contenidos y empecé a leer. Tras una entradilla breve y en cursiva en la que un bebé habla de las sensaciones que tiene en el seno materno unas horas antes de nacer, abordo el primer capítulo, se llama: “Medianoche”.  El autor plantea un tiempo dividido en varias horas del día que a su vez se corresponden con diversas voces: 00: 00 Clara Molina Santos, 00:38 Gerardo Fernández Zoilo, 01:19 Solitario VI, 01:55 Carlota Felip Bigorra, 02:42 José María Raich y Ros de Olano. De momento,cinco personajes presentados siguiendo una cronología entre las 00:00 horas y las 02:42 de la madrugada, hora en la que se detiene la narración. 

 Al principio, aparece Clara, una adolescente insomne que da de comer a las hormigas y que se adormece imaginando un baño sensual  cubierta por el vapor del agua de su bañera. El segundo personaje es Gerardo que  aguanta las batallitas de un represaliado chileno insoportable, mientras que él está intentando pasar la noche junto a su joven alumna, atrevida y divertida . Solitario VI,  un galgo de Canódromo recordando su perra vida, Carlota una chica progre y mala que le gusta pegar mientras folla, la escena es muy caliente, y me cuesta imaginar a Ramón hablando de pollas, corridas y arañazos, pero sigo hacia delante. Aunque un poco perplejo, llego así al siguiente personaje, el de apellidos largos que por abreviar llamaré solo por su nombre José María. Se encuentra en Roma a esa hora de la madrugada, 02:42 , llega a su hotel con una puta rubia y joven. Aquí, mi “mosqueo” va en aumento. Reconozco que algo escalfado por la escena anterior me dispongo a leer con que me va a sorprender Ramón, esta vez. Eleonora tiene cara de vestal, ojos rasgados y grises, bajo la falda de cuero asoman unas bragas fosforescentes. José María le pide que cante algo mientras se desnuda, se quita los botines y salta sobre la cama, saca del bolso un consolador y se lo acerca a la boca a modo de micrófono:  y empieza a cantar “la bambola”:  “Tu mi fai girar, tu mi fai girar, come fossi una bambola. Poi mi butti giù, poi mi butti gìu……Non ti accorgi quando piango, quando sono triste e stanca, tu pensi solo per te…

Con la mano libre se desabrocha la torera de terciopelo, dejando al descubierto un sostén del mismo color que los panties, bajo el cual se agitan dos pechitos trémulos.

 Yo también me encuentro de Subito: Agitato Molto Agitato. La tórrida secuencia que puede satisfacer al más exigente y frío de los mortales, no tiene parangón con la emoción que me produce leer esto, creyendo que está escrito por la mano de Ramón Andrés. No salgo de mi estupor.

 Quiero aclarar que mi conmoción no se debe a que no pueda imaginar al buen escritor y poeta en hazañas similares, si no, por un tema de coherencia estilística, estética, ¿moral? o algo así. Me he acostumbrado como sujeto posmoderno a que todo es posible, pero lo que leía y que supuestamente había escrito  R.A: era un claro desafío a mi eclecticismo nihilista incapaz hasta el momento de sorprenderse de nada.

 Los soliloquios de los cinco personajes, incluido el galgo corredor utilizaban una lengua fácil, muy ágil, en ocasiones vulgar, lleno de pequeñas anécdotas y breves recuerdos me empezaban a inquietarme, tenía la rara sensación que detrás de todo eso solo podía haber un impostor.  La escritura era perfecta, rápida y se acercaba más  a una estructura innovadora propia de Sterne o de Perec que al discurso  que había leído en otros libros de Ramón Andrés. Él , el verdadero, era más de citaciones cultas, temas escogidos, siempre de gran dimensión: el silencio, el retiro, la contemplación , la muerte pero también la música, lo próximo y cotidiano.

En ese estado de desconcierto, paso página y leo el título del capítulo siguiente: “El Cuerpo”, deduzco que ahora viene la traca final, el apogeo orgásmico, las escenas más crudas. Pero NO, la calma vuelve a mi, la coherencia del sentido correcto de las cosas recobra las riendas desbocadas del delirio y se deposita como la lengua del Espiritu Santo suavemente sobre mi cabeza. La serenidad se impone y escucho otra “voz” de autor que pausadamente, como suele hablar Ramón Andrés, dice: “En los versos que no pueden escapar de la prosa, se pregunta quién es, quién fue aquel Matías el Pintor, cual el aire de su rostro, el gesto de ese Grünewald ingeniero, diestro en artificios hidráulicos. Se dice que su imagen aparece transmutada en el ermitaño san Pablo, que forma parte d el retablo, y cuyas facciones avejentó como debía de estarlo por entonces su espíritu; no más de cuarenta o cuarenta y seis años. Se conjetura también que se trata del personaje que vive en El escarnio de Cristo conservado en Múnich. El dibujo de la biblioteca de Erlangen, que refleja……” siempre la misma bondad, la misma carga de aflicción, la misma irregularidad en los ojos, velados y hundidos lateralmente en la soledad”…..es el semblante de un pintor del cual se dice que, en acostumbrados y largos tiempos de tristeza, se vendaba los ojos para recluirse.

 No me podía quedar ahí y sigo leyendo, convulsivamente, caen las páginas unas sobre otras: del Cuerpo paso a la Exclusión, de esta a Animal /Humano las ilustraciones de Giovan Battista Della Porta o de Charles Lebrun no me sorprenden, después de haber leído las reflexiones humanizantes de un galgo de Canódromo, seguramente el de la Meridiana de Barcelona nada me espanta. Luego viene Europa, de Músculos y Quimeras, la Escritura, la Tierra, la Calumnia y por último: la Muerte. Continuo leyendo: “para explicar el presente, la paradójica necesidad de retroceder en la cronología, de embarcarse en la nave de los locos que es la más solitaria. Precisaba viajar a la música de Dufay y después tomar unos derroteros todavía más pretéritos, llegar a los “Alter Meister”………Subito: Agitato Molto. A veces lo que llamamos moderno es simplemente mutar la forma de aquello que la memoria ha fijado como ideal o verdadero, formular que todo número puede ser áureo, por más que la estructura nos resulte irreconocible y parezca rota. Cuando se piensa en ciertos cuadros de Jackson Pollock……llenos de filamentos, puntos, espirales, elipses, líneas truncadas, manchas y espacios distorsionados…..esta idea fractal de las formas que surgen de la tierra que ignoramos, abiertos a esta dimensión que se intuye y que, de manera ilusoria, quiere situarse fuera de la realidad, cuando, en el fondo, es su núcleo.

No es extraño que tomara buena nota de las propuestas de Benoit Mandelbrot y su géométrie fractale, porque ésta tiene en cuenta, para el cómputo final del cálculo, la rugosidad de la materia, las irregularidades, las fisuras y fracturas de las superficies y los cuerpos.

 La sensación caleidoscópica y fractálica no podía reflejar mejor las impresiones que hasta ese momento tenía con esta lectura, asistia a una ceremonia fragmetada, rugosa, irregular pero que a la vez formaba parte de una unidad nuclear de sentido.

 Ya hacia el final del libro, estoy en la página 192 de 217, me he acostumbrado al lenguaje pleno, pausado, con la retórica suficiente sin más, sin menos. Las citas cultas me hacen sentir persona. Aun y que de vez en cuando recelo y recuerdo la experiencia vibrante del inicio, con bragas fosforescentes, consoladores y corridas que pueden surgir en cualquier momento.

A pesar de estar preparado para la fractura, con naturalidad, paso la página y reconozco que vuelve el sobresalto cuando leo lo siguiente: “Esto es tanto como reconocer que la había comprado. Pero me puso varios ejemplos: la gente supersticiosa no pasa por debajo de una escalera; la gente supersticiosa cambia de acera cuando ve un gato negro; la gente supersticiosa odia el número trece y adora los tréboles de cuatro hojas……..

Nuevamente, Clara, la adolescente del baño de vapor que buscaba el calor entre las piernas, quiere saber lo que significa ser supersticioso. Esta vez  esta ocupada protegiendo en la azotea de su casa a Solitario VI, el  perro que piensa y habla.

 La acción ha avanzado muchas páginas desde donde la dejé en la tórrida entrada al libro y el señor  de extensos apellidos: José María Raich y Ros de Olano, vamos ,el de la bambola italiana y rubia,resulta que es vecino de Clara, la adolescente. Él también tiene un perro que pasear. Gerardo quiere hablar con Carlota que a su vez también vive en ese edificio y en el que sospecha que se produce algún tráfico de bebés. Gerardo lleva una pistola y encañona a José María. Carlota se pregunta: ¿qué hace? , ¿es policía?, ¿es ladrón? ¿es un terrorista? ¿un violador? La última voz es la del perro que  sueña.

 Finalmente, y lo agradezco tras tanta emoción entrecruzada que hacía palpitar excesivamente mi corazón, el libro acaba y lo hace  en cursivas: es  la voz del  bebé del principio, aquel que no encontraba el momento para nacer que pone punto final al libro. Piensa que durante ese largo día, en el mundo, han sucedido muchas cosas….y que todavía faltan muchos años para que alguien cuente su historia. El nuevo día ya ha empezado. Tuyo es el mañana.Ese es el título de la novela que acaba y augura un tiempo que ha de venir.

 

Pero ¿qué me habia pasado? Es evidente que se había hecho real la verdad de mi proyecto literario: un libro ha penetrado en otro, lo ha violado, lo ha rasgado y aun así se mantiene un hilo de sentido.

 La realidad, ha vuelto a aparecer ha vuelto a imponerse a la literatura. En el primer caso un accidente doméstico con la estantería hizo que mis   libros caídos de la biblioteca, entraran los unos en los otros , y de esa copulación masiva  pudiera salir una buena obra literaria escrita  sobre las páginas escogidas por el azar  de gigantes de la nowela.

 

Pero: ¿qué había sucedido en esta segunda ocasión? Pues que se había producido un grave error de manipulación editorial y al encuadernar el libro se han mezclado los cuadernillos. El editor no se ha percatado y lo ha puesto en circulación, un defecto, un error ha creado literatura

 

 “Tuyo es el mañana” es el título del libro de Pablo Martin Sánchez que ha copulado fértilmente con “Pensar y No Caer” de Ramón Andrés y ha convertido mi sueño literario en una edición publicada. Mi ilusión por innovar se ha visto truncada nuevamente y mi fama literaria se aleja.

Pasada la fuerte impresión del fin de semana, guarde con cuidado mi precioso engendro de libro raro que cuido como si fuera la voz de un oráculo. El Lunes, a primera hora, fui rápidamente a comprar los dos ejemplares correctos, enteros , únicos  que como seres univitelinos yo debía separar con el bisturí de mi razón intelectual. ¿cómo era posible? Un engendro literario tan apasionante. ¿Cómo había sucedido todo? Compré el de R.A, compré el de P.M.S; por fin mi comprensión lectora reestablecía los parámetros de normalidad. Corría el riesgo, de que al separarlos, ni uno ni otro sobrevivieran a mi lectura. No fue así. Los libros como gemelos compartían tres extremidades inferiores y dos superiores. Pero finalmente los podía leer por separado.

 

La vida de mis dos autores estaba garantizada, pero la pregunta no había sido contestada.  ¿Qué extraño designio encerraba ese hallazgo, que podía hacer con esa, digamos, casualidad?

 

¿Debía seguir con mi Nowela Exquisita?, ¿debía abandonar y rendirme al fracaso?. La respuesta estaba en el título del libro de Pablo Martín “Tuyo es el Mañana”, volví a entender el título como una señal, como un impulso hacia delante, debía seguir fundando, creyendo en la construcción fractálica de una nueva narratividad.  Mientras decidía mi camino hacia la gloria literaria, vi que asomaba entre las páginas de “Tuyo…” la fajita publicitaria del libro que había guardado entre las páginas sin leerla. Decía: “Si tuviera ahora que nacer, estaría tan atemorizado que me negaría. No solo el mundo en general es extraño, sino también nuestro mundo más íntimo, allí donde se habla la lengua del terror. Este libro de Pablo Martín Sánchez no solo es buenísimo por su maestría en el estilo, sino por su estructura tan inteligente como perfecta. Un extraordinario sucesor de Sterne y de Perec.Enrique Vila- Matas.

 Lo que me faltaba.  Supuse que tras ese entusiasmo en la presentación, mi ejemplar de libro Siamés no era otra cosa que un nuevo ingenio del escritor de escritores, un nuevo artilugio literario de mi primo Enrique al que tanto admiro desde siempre. Lo admiro por muchas intuiciones y sobre todo cuando quise ser él, desde que supe que era capaz de marchar a Paris con Marisa Paredes, la mujer a la que todos los jóvenes de mi generación deseábamos abrazar. Siempre lo he presentido como una sombra positiva y en ocasiones intelectualmente cómplice y conspiradora.

 Enrique disfruta de todas aquellos prodigios que le suceden muy a a menudo. Nunca me ha defraudado, ni en la vida, ni en la literatura. Pero no me extraña, pues a mi también me pasa como ha quedado ampliamente demostrado. Soy capaz de leer cualquier cosa y creerla.

  De hecho durante mucho tiempo he pensado que nuestra comunión es de tal naturaleza que no hace falta que yo escriba nada, que él ya escribe por mi que soy un autor telepático, que él pone la mano y yo pongo todo lo demás. Por ello, puedo decir, sin ruborizarme y con la familiaridad que me otorga el parentesco que “Yo soy Vila-Matas”.

  Debo aclarar que la familiaridad como primo me la atribuyo libremente, tal como hace mi madre con una amiga de toda la vida que vive en La Garriga y que se llama Rosa María Mata y su marido Ramón Vila. Mi madre tenía tanto afecto y tantas afinidades con ella que en un momento de su vida decidió que eran primas y así han seguido siempre.  Eso no solo pasa con mi madre.  Sobre parentescos, debo decir que mi padre, ya fallecido, vivía con mis abuelos en la casa familiar de la Plaza Letamendi, en Barcelona. Justo en ese lugar es donde empieza la novela “El Viaje Vertical” de mi primo Enrique.

Mi padre de fuerte carácter, tenía un gran parecido físico con Antoni Tápies, de jóven aun más y en edad madura, en numerosas ocasiones, los taxistas , curiosos por naturaleza, le preguntaban si acaso él no era un artista conocido, que su cara le sonaba. De hecho, salieron juntos en un programa cultural en BTV por una circunstancia que explicaré en otra ocasión. La semejanza era tal, que yo, desde siempre, entre amigos y de un modo simpático llamaba a Tápies, “el Tiet”. Dos T´S en tan poco espacio. Creo, para acabar de rematar, que la familia Tápies vivía en la calle Aragón muy cerca de la Plaza Letamendi entre Balmes y Rambla de Cataluña. Por si fuera poco, sé, bajo secreto familiar que mi abuelo Pepe, como todo vecino burgués del Ensanche de principios del Siglo XX que se preciara, era casto y lujurioso. 

 No obstante, ¿todo eso resuelve mi problema?, ¿dejo que él siga escribiendo lo mío? ¿Sigo con mi proyecto de Nowela Exquisita?  ¿me voy a nadar?

 Recuerdo que Enrique, cuando le preguntan sobre su afán de incluir otros autores en su obra contesta: ”¿ qué problema hay en la meta-literatura en el país del Quijote? Un libro sobre otros libros.

La diferencia es que yo no he escogido este ejercicio intelectual, sino que ha sido el azar de la caída inesperada de los libros  de mi una biblioteca y el encuentro de una aberración editorial los que han guíado mis pasos. En su caso la voluntad es algo mayor aunque no absoluta. Enrique es un lector modificante que confía tanto en la repetición de las palabras que otros han pronunciado bien, como en la inspiración espontánea propia del creador auténtico.

¡Son tantos los vínculos! Para encontrar razón en todo esto, pienso que no es tanto el parentesco, ni una comunión mental de escritura telepática como una coincidencia generacional. El gusto ecléctico, el descaro en la citación, el apropiacionismo, el cruce de géneros y medios creativos, el manejo de las contradicciones…yo suelo utilizar una frase de Montaigne que dice algo así como: ” en mi se encuentran por orden todas las contradicciones…”, superar la dualidad electiva entre ser y no ser, el anhelo de encontrar los efectos transformativos y la diversión en la literatura y una fuerte dosis de ironía pueden ser las claves de nuestra concordia.

No obstante, hay datos objetivos que no obedecen a tendencias, ni gustos:  Walter es el nombre de una de mis novelas, otra es que  en un seminario de 1978, cuando Enrique empezaba su carrera yo realicé en Eina un seminario con el título de Repetición Clásica y Diferéncia Romántica, me consta que la dialéctica entre Repetición e Inspiración forma parte de su cultivo intelectual. Un libro de artículos que publique hace cinco años se llama “Entre la Inspiración y el Proyecto”, entendido el proyecto como un proceso de repetición y razón. Pero sobre todo y lo escribo de un modo poco desarrollado, nos une el considerar nuestra literatura como un todo entre partes. También la bibliomancia que consiste en abrir libros por páginas al azar y quedarnos con frases que guían nuestro destino. Así también consulto los libros oraculares de Oriente.

Y desde luego, una preocupación constante sobre el “hacer”. Cuando publicó  Bartleby y Compañía escribí un  texto enrabiado contra él por no haber respetado mi secreto de ocultación improductiva como demuestran mis “Novelas jamás escritas”  y otras afinidades que detallaré de su última obra “Mac y su Contratiempo.

Y para colmo los dos estuvimos en el paraninfo de la Universidad de Barcelona y fuimos bendecidos por la presencia del gran maestro de la Orden de la fabulación: JLB

 Que gran diferencia entre “tener que decir algo” de nuestra relación a ¡poder decir! Tener que decir lo saben hacer los críticos literarios, sus numerosos seguidores que intentan escribir como él y que lo conocen por sus entrevistas cada vez más prolíficas, que saben de sus recursos de ocultación, de la citación, de la meta-literatura, en definitiva VilaMatismo ilustrado…pero…yo, ¿qué puedo decir? Es muy diferente. No puedo decir Nada, porqué él soy yo, y yo, aun no me conozco, y tal como dijo Enrique a modo de epitafio sentencia en su discurso leído en la Biblioteca Nacional: “Vive y averigua quien eres”.

Este suceso me ha convencido que el auténtico método de trabajo, es más el resultado del azar que de la voluntad. Cuando escribo, pienso en hacer lo mismo con mis folios, lanzarlas al aire y que el azar construyera un orden nuevo. 

 

 

 

 

 

 

 

 


 


 25 aniversario de la Galería Horizon de Colera  en Rayon Verte de Cerbere

 2017  3 Octubre









"Ver la palabra" exposición colectiva en la Galeria Horizon de Colera

  2017   15 Julio  19:30

 

                         



                      Tomo Abiko

Ver la palabra

En tiempos de celebración es imprescindible recordar las múltiples complicidades, riesgos, apuestas, empatías que se han establecido entre la Galería Horizon y los artistas que allí han expuesto y otros de reciente descubrimiento. También los lazos que, en ocasiones, Ralph y Silvy  han convertido en nudos de amistad con todas las personas que los han visitado durante estos veinticinco años: mirando al Horizonte.  Llegar hasta aquí, hasta Colera, para ver una exposición de arte es un acto de voluntad, y un cierto esfuerzo que siempre agradecen. Su espacio es de ofrecimiento, siempre han estado en actitud de encuentro con el visitante en una geografía que no siempre muestra su cara más amable. Su filosofía es que nunca buscan diferencias, nunca levantan muros y siempre han querido construir puentes: links.

 Con motivo de esta celebración han preparado dos exposiciones colectivas con este nombre genérico de LINKS. El criterio de selección ha sido difícil ante los numerosos artistas que han pasado por la galería, pero finalmente las circunstancias ayudan a tomar decisiones: disponibilidad, espacio, diversidad han sido argumentos para acabar creando dos muestras que pongan en valor esos vínculos que los artistas han establecido con Horizon.

La relación entre pintura y palabra es muy fructífera. Los límites entre el texto y la pintura, entre ver y nombrar ha definido gran parte del arte contemporáneo. La acción de una pincelada se detiene en un instante, la duración es veloz. Cuando hablamos o escribimos aparece una secuencia. Dos tiempos una sola creación.

En Occidente a través de las artes de la mirada establecemos unos límites muy claros entre ver o escribir. En la tradición de Oriente  los pictogramas o ideogramas son palabras pintadas. Cuando en la teoría oriental del paisaje se dice que en una pintura todos los elementos establecen la misma correspondencia entre ellos, se refiere a esas vibraciones, a esas relaciones entre texto, imagen y cosa.

En esta exposición ver y nombrar se van combinando en un anhelo de crear percepciones más que ideas razonadas, de sugerir más que de decir.  Podemos interpretar un círculo, una línea temblorosa con el mismo poder de sugerencia que tienen la palabra círculo, la palabra línea o temblor. Aquí se pretende que el visitante complete la experiencia estética, no se dice una sola cosa y rotunda, sino que el que mira pone lo que falta, rellena el vacío con su interpretación libre.  Las pinturas abstractas dicen y callan, esperando la presencia del paseante. Solo así, cabe hablar de auténtica empatía. Correspondencias y resonancias son los auténticos conceptos que aparecen sobre las vibraciones de las obras. De ahí que una caligrafía china o japonesa pueda emocionarnos sin saber nada de su significado. Si eso sucede con un texto, aún más con una pintura abstracta en la que adivinamos un lenguaje cerrado pero lleno de emoción. 


 DYEU  Ferran Giménez                                                                   

2017 Agosto

 


Los artistas abstractos quieren vaciar de significado sus signos, sus rastros, sus manchas, dan a entender que la obra se representa a sí misma, que no necesita condimentos literarios, ni alusiones poéticas. Por eso, no suelen poner nombre a sus obras, acuden a la numeración de las series o al socorrido “Sin Título”.  Al contrario, Ferrán Giménez siempre pone a su trabajo nombres sugerentes y complejos. En esta ocasión, el genérico que ha escogido para esta exposición, abre una puerta de acceso a los signos ocultos que se encuentran en esta serie de fotografías: DYEU.

Esta palabra antigua, según me indica el mismo F.G, es anterior al lenguaje pre-indoeuropeo que formó la mayoría de las lenguas conocidas. Su sentido se puede encontrar en la noción de brillo, de luz y resplandor. La divinidad occidental se ha forjado en torno a la presencia manifiesta de la luz, sea pagana como el solar Apolo o cristiana como asegura la teología medieval según la cual “Dios es Luz”. La tradición simbólica antigua es pertinaz y aparece en cualquier momento invocada por la mano del artista contemporáneo.

Dyeu es una serie fotográfica de Ferran Giménez  que gira en torno a ese brillo, a la luz, al rastro luminoso y al color. Pero Dyeu también se esconde en el medio fotográfico que utiliza, ya que la  luz penetra a través de las lentes cristalinas de la cámara y acaba materializada mediante millones de pixeles sobre la superficie de sus obras.

Por otro lado, no hay un texto más leído y comentado por la crítica artística que “La obra de arte en la era de la reproductibilidad técnica” de Walter Benjamin, pues, bien nunca me había enfrentado tan directamente con este problema como en esta ocasión. Sé que estas obras fotográficas son reproductibles al infinito y que así, la obra se des-aurifica. mientras que la pintura se queda en la fuerza de una sola obra, a veces de una pincelada única llena de energía.

La mirada de Ferran Giménez es puramente pictórica, aunque se exprese ahora mediante la fotografía. Eso, no es una teoría, sino que esa mirada especial y continuada  es la misma que se encuentra  en las telas sobre bastidor que conozco bien y sigo desde hace mucho tiempo.  Esta circunstancia permite apreciar sus superficies lisas como si tuvieran la tactibilidad de las texturas, de las veladuras o los colores propios del óleo.

Creo que mediante la sacralización de la obra con el nombre simbólico de Dyeu y por medio de su virtuosismo técnico, confirma que Ferran Giménez ha devuelto el aura a la obra reproducible rompiendo la diferencia entre fotografía y pintura.

 









 

Escuchar la Forma. Tocar la Imagen.   Exposición colectiva en la Galería Horizon de Colera.

12.08.-15.09



                           




                                                      



    Gabriel



   Yoon-Hee

                
             André Martus

En esta exposición de escultura y fotografía en la Galeria Horizon se han propuesto  que el visitante ponga su oreja para escuchar las esculturas y que palpe las fotografías con los ojos como si fueran dedos.

El arte permite escuchar con el cuerpo, pensar con el corazón, sentir con los pies. No debe extrañarnos, es algo parecido a cuando usamos las metáforas: tus ojos son estrellas, tu piel es el viento, eso no extraña a nadie y cuando lo hacemos nace el sentido del arte. Ese intercambio de percepciones, supone un camino a lo universal al sustituir los ojos por las estrellas, todo se pone en relación, todo está en todo.

Los artistas saben colocar en la atmósfera de su esfera personal  sensaciones cruzadas e hilos invisibles mediante la forma y la belleza. Cuando esto sucede, el tiempo ya no es necesario, porque ellos ponen en relación cosas que ya han pasado, con cosas de un futuro que desconocemos. Por eso es tan importante el disfrute inmediato, repentino, inesperado, como la experiencia recordada en tranquilidad. La contemplación estética es una palabra en desuso que conviene reivindicar, la mirada silenciosa hace perdurables las sensaciones y pone la conciencia en un estado elevado en el que es posible oír colores, ver los sonidos de la escultura y percibir las sensaciones táctiles de una fotografía. 

 

 

 

La textualidad de la pintura” 1971-2017, exposición de Gonzalo Tena” comisario Oscar Alonso Molina, Museo de Teruel. Teruel y Museo Salvador Victoria

Octubre 2017


   G.Tena


     “In this way as movement. Bruegel vs Tena”        

                   

   Gonzalo Tena lleva a cabo, desde hace más de una década, una investigación rigurosa y constante sobre Bruegel y su obra; especialmente sobre “La Torre de Babel” (1563) Se ha dedicado con la misma obsesión que tenía el protagonista del cuento de Henri James en “The Figure in  the Carpet”(1896), cuando buscaba el misterio, el secreto que se escondía entre los hilos de una alfombra persa. No lo hace como un crítico o un catedrático, sino con la misma pasión con la que crea su propia obra.  También ha rastreado en otras pinturas del mismo artista flamenco como “Camino al Calvario” (1564) “Baile de Campesinos”(1568) o  “ Banquete Nupcial” (1568).  En todos esos estudios hay anotaciones, dibujos, superposiciones y colores, es difícil distinguir cuando cesa el análisis de la investigación y empieza el “entheos” de toda creación pura.

    Todas las obras de arte esconden algo. Este axioma de la crítica de la sospecha se niega a reconocer que un cuadro tan solo se represente a sí mismo, y asegura que siempre hay algo más.  Gonzalo Tena, según el mismo dice, ha encontrado las claves de Bruegel, los secretos ocultos que se hallan en “La Torre de Babel”, a través de su mirada privilegiada de pintor.

  Fascinado por el estudio y la especial metodología que Tena utiliza para interpretar la obra de Bruegel ,he decido aplicar la misma estrategia hermenéutica que él, buscando indicios, ocultaciones,  demostrando algún juego intelectual o  psico-simbólico; pero sobre todo he querido desafiarme a mí mismo, relacionando la obra de Bruegel con la  de Gonzalo Tena . Ese desafío lo he realizado sobre su obra :” In this way as movement” de 1999.  Esta pintura inicia el camino, la secuencia de combinatorias entre texto e imagen en torno a la obra de Gertrude Stein, siguiendo la forma poética de las “stanzas” que se definen por las estructuras de repetición y la utilización de versos libres a la manera de frase, tan propios  de la escritora norteamericana.

Tiempo.Secuencia. Autor

   En primer lugar, observo una cuestión temporal. Cuando un pintor del siglo XXI revisa con pasión a otro del S. XVI, nos está diciendo que el arte es capaz de mantener un hilo invisible a lo largo del tiempo sin perder maneras, ni sentido. G. Tena, considera a Bruegel como un pintor coetáneo y absolutamente actual.

   También Bruegel salta en el tiempo y va de la Torre de Babel a la Crucifixión de Cristo, del Antiguo al Nuevo testamento, manteniendo en una y otra las mismas características, tal y como demuestra Tena en su estudio. Este ir y venir entre siglos, nos obliga a revisar la noción de historia, nos otorga licencia para relativizar la importancia del tiempo y la secuencialidad, también cuestiona la cronología que suele definir las antologías: las convierte en humo.

   En la trayectoria artística de G.T hay secuencialidad, hay continuidad, trabajo incesante, pero también gusta de los intervalos y ausencias, ello le ha dado el prestigio de aquel que es capaz de aparecer y desaparecer, pero manteniendo las constantes vitales de su obra siempre viva.

   Esto mismo sucede con sus series secuenciales, un formato característico que se expresa en conjuntos y que parecen indicar recorridos fijos, pero no: son de ida y vuelta. En sus series se podría intercambiar el orden de las obras y las palabras, se podrían marcar ritmos, pronunciaciones fuertes y débiles tal como hacia la propia Gertrude Stein y no pasaría nada.

   Uno de los grandes temas de la creación es el de la íntima relación entre autor y obra. El hermanamiento con otro artista, no se puede entender sin relativizar el papel que la autoría tiene para Gonzalo Tena. Normalmente, ningún artista permite que otro rivalice con él, que intervenga en su trabajo y nunca se despersonaliza. El tema de la negación de la identidad está subyacente en toda la obra de Gonzalo Tena y no le importa ir acompañado de Stein de Bruegel o de cualquier otro compañero para transitar el camino de la forma. Esa renuncia a la manera, la relativización del estilo, es el síntoma de una noble y decidida intención de desaparecer. Así, como en este texto hermenéutico: el crítico se funde en el artista.

     Uno de los momentos álgidos de la interpretación de Gonzalo Tena sobre la “Torre de Babel” se produce cuando describe un recorrido que se inicia en la base de la torre. Allí se ven unos ladrillos bien dispuestos, la mirada asciende a través de puertas, caminos y recorridos creados por una escalera perfecta, de escalones bien tallados, hasta llegar a un lugar en el que una figura rara, ligeramente inclinada sobre una puerta está, como si mirara por el ojo de la cerradura o a través de un aparato óptico, mira algo desde muy cerca.  Tena interpreta que acaso sea el propio Bruegel que ha creado un espacio cerrado, un lugar de trabajo y ahora, observa con atención, se inclina y ve la obra que él mismo ha pintado y que el espectador, a su vez, también mira. Un bucle perfecto, un gesto de modernidad.

    La obra que comento de Gonzalo Tena, como la de Bruegel, también está  llena de líneas que marcan el espacio a manera de escaleras y  recorridos. Mi paralelismo   interpretativo ve en ellas un camino que parece horizontal, pero que poco a poco se convierte en escalera. Algo similar a los escalones detallados que llevan a la plataforma de Babel. También me gusta imaginar que el recorrido que aquí se plantea, es una alegoría del camino que estaba a punto de empezar Gonzalo Tena en 1999 de la mano de Gertrude Stein y nos lo está mostrando. Un indicio de ese recorrido podría ser la claridad de tono que domina el tríptico, incluso hay unas líneas blancas que luego derivarán al característico fondo negro con trazos de color. Quiero pensar que esa estructura es una especie de recorrido, que igual que en Babel, el cuadro deviene una guía sugerente para el que mira y que nos conduce a su esencia.   

   Esas líneas rectangulares son estructuras propias de un pavimento urbano, cuando me lo dijo pensé en la “Camino del Calvario” buscando alguna relación con el tríptico de Gonzalo Tena. El mismo, en su estudio, asegura que en La Torre se ven los ladrillos destinados a la construcción de Babel y que en su pintura” Camino”, los ladrillos se han convertido en barro, se han diluido por efecto de una tormenta. Ese mismo hecho lo observo en el cuadro de Tena, en el que las partes cuadriculadas a modo de pavimento regular derivan a grumos deshechos y desperdigados.  

También, en ambos, hay entrecruzamientos. Gonzalo Tena observa en el de la Crucifixión, la presencia de una minúscula araña tejiendo su red y descubre que es la llamada: araña de la cruz. En una y en otra, en la cruz de Bruegel y en el camino de Gonzalo, todo son entrecruzamientos. El cuadro es una tela de araña destinada a atrapar al espectador.

Al revés

   La ficha técnica que obra en poder del museo, la describe como un tríptico realizado con técnica de acrílico sobre lienzo: Altura = 100 cm; Longitud = 363 cm. Y que acompaña un vinilo de color gris mate colocado a la pared bajo cada cuadro, coincidiendo con cada unidad: 1º In / 2º this way / 3º as movement. La intención de orden entre palabras e imagen parecen muy claras en este tríptico. Es decir que hay un rigor y precisión indudables. La disposición puede, quizá deba, ser aleatoria puesto que la frase parece obedecer a un orden lingüístico aparente, pero no es así, nadie en inglés pronunciaría una frase de esta forma, de esta manera. Por eso es difícil de traducir y mejor pensar que es un desafío a la manera de G. Stein:  this:  este / way:  Camino, es Forma, es Manera y Sentido/ as movement:  como movimiento.

      El tríptico de Tena es progresivo, de medidas variables que van de un cuadrado perfecto a otro segundo de la misma altura, pero un poco más alargado en la base hasta llegar a un rectángulo claro. Esta secuencia sutil, con espacios intermedios entre los cuadros producen el efecto de un fotograma o la viñeta de un cómic detenido en un instante eterno. Las tres piezas están colocadas en un orden poco habitual, parece propio de un tríptico que la horizontal y mayor fuera en el centro y las dos restantes a ambos lados, buscando cierta simetría. Así lo vemos en “El jardín de las delicias” de El Bosco en la que las tablas laterales, al cerrarse, cubren la central con una simetría perfecta. O bien, como en la obra “Tres figuras al pie de una crucifixión “(1944) de Francis Bacon, que vemos tres cuadros que mantienen el mismo formato con una ligera distancia entre ellos.

         Pero, cuando creía que la vía interpretativa sobre el orden de los cuadros del tríptico era la correcta, encontré la posibilidad de un orden diferente, un hallazgo muy inquietante. Me refiero al comentario que Mario Miguel Camacho hace en un artículo sobre tres pintores turolenses en el que dice sobre” In this way as movement”: “es  una obra de tres piezas y una frase de Gertrude   Stein que aparece en el catálogo en un orden (supongamos 3,2,1). Actualmente permanece en el fondo del Museo de Teruel con una disposición distinta a la que aparece en el catálogo. Y es tan sorprendente como siempre. Como si una vez comenzado el juego diseñado por Gonzalo Tena, todos los caminos llevasen a Roma.”

  Gonzalo Tena, tal como él mismo asegura de Bruegel, deja pocas cosas al azar. Combina la intuición y el cálculo como si fuera un magistral ajedrecista.  Es evidente que lo aleatorio se opone con fuerza con el determinismo de la voluntad del artista y del rigor que es propio de él. Pero, acaso, como hacía Bruegel en ocasiones, este “lapsus” intencionado, ese desorden organizado: ¿no esconderá un guiño del autor hacia su propio y reconocido rigor? O incluso, ¿no será una relativización de toda exégesis interpretativa por parte de la crítica?

   Como asegura Gonzalo Tena en su estudio hay un Bruegel bromista, con sentido del humor que incluso es capaz de caricaturizarse y aparecer en la obra con un gorro y con el pelo que sirven para identificar al propio pintor, con un candado en la boca y un bufón en la manga con el rostro escondido. En este aspecto, el lector tendrá que confiar en el exégeta cuando asegura que Gonzalo Tena tiene un gran sentido del humor, dado a juegos y paradojas que no se perciben directamente en sus obras.

        Soy consciente del arriesgado juego de analogías que hasta aquí he realizado, pero debo hacer una confesión final. Una última pirueta hermenéutica. Llevado por mi afán interpretativo, abriendo la puerta al delirio y por fidelidad a la metodología empleada por el artista, he dado la vuelta al cuadro, lo he girado numerosas veces, para ver si conseguía una nueva vía de aproximación a la obra. Buscaba el mismo efecto que explica Gonzalo Tena en “Camino al calvario” a propósito de la escena de la conversión de San Pablo que iba camino de Damasco. Dice que observó personas y otros indicios que se encontraban boca abajo y que en consecuencia decidió dar un vuelco, un giro, lo giró todo.   

   Así, en su fina observación de pintor, ve que hay un cuadro cuadrado dentro del otro y que, al darle la vuelta, aparece un nuevo paisaje. Ese fragmento, ese paisaje doble no tenía antecedentes hasta entonces en el arte conocido y asegura que es una nueva constatación de modernidad. Tena asegura que esa inversión, no es otra cosa que una mención sutil al axioma de la filosofía hermética del siglo XVI, según la cual: tal como es arriba es abajo. Así lo hice con” In /this way /as movement”, pero con poca fortuna. Los cuados me pedían estabilidad, horizontalidad.  Entonces recordé una sentencia, no menos hermética de Dogen que me regresó a la realidad: “el camino está debajo de tus pies”.




GALERIA JUANA DE AIZPURU

Noviembre 2017

La Galerista Juana de Aizpuru lleva muchos años en contacto con artistas, críticos, profesores,coleccionistas y curators. Su opinión autorizada coincide con la mia: "En seguida comprendí que los únicos que saben de arte son los artistas, los teóricos saben sobre el arte, no de arte".


 


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