2018

 

 

INDICE AVATAR 2018

 

 

1TEORÍA , AMISTAD Y AMOR .

Les formes de  l´ amistat, edic. de Eduard Cairol i Jordi Ibañez, Angle Editorial, Barcelona  2018.

Mayo 2018

 

2"TRASH

F.Gimenez en la Galería Horizon de Colera

7 de julio 2018

 

3IN -SIDE- OUT

exposición colectiva en la Galería Horizon de Colera.

Agosto 2018

 

4ART UNITED

acción de Ralph Bernabei en el Castell de Quermanço.

Septiembre 2018

 

5MOMENTS AGO : Del Infierno al Paraiso

Isidre Manils   en Centre Cultural La Nau de la Universidad de Valencia, Sala Jesús Martínez Guerricabeitia. Comisario y autor del texto de la exposición.

 

6YOON -HEE: LA ENERGIA ESPIRITUAL DE LA FORMA

Revista Outer Horizons Nº4. Sobre Arte y Espiritualidad. Galeria Horizon, Colera. España.

     2018

 

7ENTREVISTA AL ARTISTA DAI-BIH-IN: “Espíritu, tierra, raíces “

Octubre 2018 Revista Outer Horizons N º 4. Sobre Arte y Espiritualidad. Galeria Horizon, Colera. España

2018

8MARIKO KUMON: HILO SONORO

Noviembre 2018

 



Teoría, amistad y amor . 

 Les formes de l l´amistat, edic. de Eduard Cairol i Jordi Ibañez, Angle Editorial, Barcelona  2018.

 

2018 Mayo 



Los clásicos dieron valor a tres palabras maravillosas que hoy, para nosotros, parecen tener distinto significado, me refiero a: Theoría, Philia y Ágape . Las tres

aluden, respectivamente, a la contemplación profunda del conocimiento, a la amistad y a las relaciones basadas en el Amor y el Afecto.

    Desde el primer día que conocí a Toni Marí, hace más de cuarenta años, se que no concibe el mundo sin la combinación de estos tres términos. La teoría elaborada a través de todos sus libros no se puede comprender sin la alquimia transformadora, en perfecta combinación y armonía con la amistad y con el amor.  Si falla uno de los tres sillares todo se derrumba.

    Aquellos que lo hemos conocido en el foro público de sus clases y conferencias o en la intimidad del salón de su casa, sabemos que trata de igual manera a los alumnos que le parecen interesantes que a los buenos amigos. Toni busca su complicidad y por eso su retórica en el ámbito académico más que adoptar el tono repelente de las doctas y engoladas conferencias, crea la atmósfera del susurro íntimo, con la ilusión del que acaba de descubrir algo y tiene necesidad de compartirlo sin estridencias. Las reflexiones kantianas más complejas son narradas como una experiencia vivida en lo profundo. El tono sonoro de sus conferencias es hipnótico y fascina. La fascinación tiene algo de mágico, de inexplicable. Su discurso crea la expectativa de la palabra siguiente. Lo que dice parece surgir de un lugar oculto. 

   Todo eso es posible debido a una preocupación constante de Toni Marí, tal como demuestra en su libro “Han vingut uns amics….En un momento del libro reconoce que se trata de acercar al máximo las palabras a las cosas, eliminar las fisuras que las separa y eliminar las fronteras.  Su tarea ha sido mirar el revés de las palabras y que el pensamiento nos acabe rodeando sin afectaciones académicas, como una manera afectiva de conseguir el máximo logro de toda tarea intelectual que no es otra que enseñarnos a vivir y contemplar las cosas del mundo sin la ayuda de las palabras que las nombran. Y eso solo se puede hacer desde el afecto, desde el amor.

   Un neologismo urbano me sirve para definir mi relación con Toni, durante tantos años. Puedo decir que he mantenido y mantengo con él un bro –mance. Esta “palabrota” se forma con las palabras en inglés Brother, hermano y Romance.  Tan lejana y olvidada la cultura clásica, tan denostada por los prejuicios, una relación entre hombres que nada tenga que ver con la sexualidad, es una nueva forma de reivindicar el amor entre amigos.

   La Teoría, la Amistad y el Amor quedan inscritos para siempre en sus más de veinte obras publicadas, este no es momento de entrar profundamente en su obra, pero, si tan solo interpretamos los títulos de cada uno de ellos, veremos como se hilvana una trayectoria vital en torno a la necesidad de constatar su experiencia y narrarla.  Sus libros son una biografía intelectual y personal. No siempre, al leer  un autor se conoce a la persona que esconde, en el caso de Toni, leer  sus libros es conocerlo. No hay trincheras que lo escondan. No hay cultismos vanos. Las citas siempre son una prolongación de lo que quiere decir pero no para dar autoridad a lo escrito. Esa necesidad de definir su posición a través de sus libros, aparece tempranamente en su manifiesto inicial sobre la búsqueda de la equidistancia entre el entusiasmo y la quietud. No es tanto una antología como una afirmación de una dialéctica útil para vivir en concordancia con los estados de ánimo que fundan actitudes intelectuales y afectos personales. Por un lado, aborda la confrontación que nos une en torno a la identidad clásica y la diferencia romántica, pero más que eso es un indicio claro de su temperamento hecho de presencias activas fuertes y ausencias prolongadas.

    La necesidad de detectar lo humano o lo demasiado humano, la esperanza en el individuo, le lleva a plantearse el genio que lo protege y destruye a la vez. Sabemos que el genio se manifiesta de un modo eufórico a través de la voluntad expresiva. La expresión es una manifestación a través de las diversas formas a través de las cuales se fundamenta el individualismo. Genio, individuo y expresión van diciendo lo que el autor espera de la cultura y de las personas: una vitalidad constante, una emoción permanente pero que inevitablemente acaba con una ausencia.

   El sujeto intelectual tiende a una alta especulación abstracta que nos aleja de la realidad y aun mucho más, la alta reflexión didáctica propia de la teoría de un catedrático, pero ese no es el caso de Toni, él, al contrario, nos propone una reivindicación fenomenológica de la vida de los sentidos, un descenso a lo real. Lo intelectual se sensualiza al máximo, a través de una ceremonia que cultiva con especial gusto, consiste en compartir con los amigos que le visitan una selección de la música que escucha y le fascina, la ofrece con el entusiasmo de quien quiere compartir una experiencia importante. Un descubrimiento, un fragmento que le emociona y estilos muy diversos van creando una atmósfera disfruta entre recogimiento, risas y vapores de distintas procedencias.

    Desde luego que la Imaginación es uno de los grandes temas de su relato y esta ha sido motivo de su estudio tanto en el contexto romántico como en el imaginario “noucentista”.  Valorando desde la distancia del tiempo, creo que uno de los momentos de máxima conjunción de la Teoría, la Amistad y el Amor, se dio a través de su aproximación a los Dictados y Sentencias a la obra de María Zambrano con la que mantuvo una intensa y especial amistad.

   Aquellos que piensan en Toni Marí como el poeta romántico que se aleja del mundo, perdiéndolo de vista, se equivocan totalmente.

   En el vaso de plata apela a las obligaciones éticas del comportamiento, sin acudir a disquisiciones sino a las sencillas obras de misericordias que deben fundar nuestra relación con los otros. El otro no es un infierno.

Toni Marí en sus narraciones utiliza un lenguaje directo y poético. En Entspringen no abandona la escritura de experiencia junto a las ideas y como en las antiguas narraciones románticas, Novalis, Goethe y tantos otros apela a una historia de formación, a un tránsito iniciativo basado en el viaje. En ambos casos parecen subyacer tras las palabras, la memoria personal y la confesión de un amor.  De nuevo aparece la amistad en el camino de Vincennes, un amigo visita a otro en la cárcel, la escena de la visita en reclusión aparecerá más tarde en “Han vingut uns amics”. En esta ocasión y como consecuencia de una conversación intelectual con Diderot surge una transformación profunda de Jean-Jacques Rousseau. La revelación aparece en los mínimos detalles, una iluminación, la revelación de una verdad oculta, u olvidada sobre el papel que juega el azar, entre los sentimientos y la razón. Esta dualidad es similar a la que existe entre la inspiración y el proyecto. Entre lo que debe ser de una manera y la sorpresa de lo inesperado. Toni Marí ha sido un académico singular, en su cátedra habita lo que se puede mencionar y lo que se oculta. No es raro verlo sentado en cuclillas en primera fila de una conferencia sobre Wittgenstein, con la postura amistosa  e ingenua del que está dispuesto a sorprenderse.

Su obra poética es una fina y sutil membrana que deriva de su conocimiento intelectual. Lo demuestra el título de su primera obra de poesía que es un paralelo exacto de sus intereses académicos y su expresión poética, así sucede con sus  Variacions sobre un tema romàntic: “ Ombra i llum ” de 1978, un correlato similar al ensayo sobre el entusiasmo de la luz y la quietud de la penumbra.

En este breve elogio de la amistad, es inevitable citar la supremacía que Epicuro otorga a la amistad por encima del conocimiento. “De todos los bienes que la sabiduría ofrece para la felicidad de una vida plena, el más grande es la adquisición de la amistad”. (M.C. XXVII).

“Han vingut uns amics”… es una obra de Febrero del 2010 que se presentó con una instalación audiovisual realizada por Lúa Coderch, Martí Ruiz y Lluis Nacenta en Marzo del mismo año. Con este motivo, tuve una experiencia extraordinaria, pude leerlo entero en voz alta junto a Joan Bestard y el propio Toni Marí. Las voces se entremezclaban como las de los amigos que visitaban a un amigo solitario, recluido que vive en estado de reposo y contemplación.  En esta ceremonia de confluencias se dan las circunstancias de toda amistad en las que diferentes puntos de vista se acercan y se alejan. Recuerdo especialmente el  capítulo -poema VIII …. En él se anuncia la llegada de un hombre osado y atrevido que se considera poeta y a través de sus palabras el poeta real, el autor, hace decirle unas entrañables palabras que describen la importancia de la poesía como medio de conocimiento. El lenguaje se nos presenta como una manifestación del sentido del mundo. Las palabras tienen el mismo valor que las cosas del mundo, que el sonido y, lo más importante, te enseñan a vivir. 

    Uno de los aspectos más controvertidos y auténtico fundamento de la verdadera amistad, es que esta debe darse en el roce con lo social. Ahí es donde habita Ophelia, el socorro, la ayuda, el intercambio necesario para que una amistad tenga su base bien firme. Una amistad que no da, que no ofrece es una relación muerta. Aparentemente parece una contradicción combinar el desinterés de la amistad y esa necesaria oferta. Ese aspecto es fácil de criticar y chismorrear, pero siempre hay un contexto, un lugar en el que ese bien se da. Volviendo sobre Epicuro, este dice “Toda amistad es deseable por sí misma, pero tiene su origen en los beneficios…..no es amigo el que en todo momento busca la utilidad, ni el que nunca la une a la amistad”. (Gnomologio Vaticano) 23.39. La amistad se basa en un auténtico sentimiento de mutua ayuda, de colaboración y concordia.

   Ophelia y Sympátheia son condiciones obligadas de la amistad. Pero ambas son nociones que aluden a la mutua ayuda, a la confluencia, la convivencia. La memoria en este sentido es la herramienta que permite el recuerdo y la pervivencia de un amigo. Quizá ahí este el secreto de la frase de Séneca cuando recomienda no llorar a los amigos muertos, pues al hacerlo se los olvida.

   En el Llibre d ´absencies, el último publicado hasta ahora, Antoni Marí se plantea la virtud de la Vida Solitaria, tal como Petrarca proponía como única vía para acceder al conocimiento. Soledad y silencio parecen negar la teoría, la amistad y el amor, se intuye en este caso una contradicción con todo lo que hasta que aquí he dicho pero en este caso las personas físicas son substituidas por los libros de su biblioteca que le hablan  escogidos o al azar. Una amistad estática que le permite el aislamiento absoluto, la ausencia del mundo sin dejar de profundizar en él. Los estados de ausencia son de contemplación y de alejamiento, de una cierta despersonalización de la identidad. Un estado de la mente, de contemplación pura que permite el ejercicio de la intuición y la absorción total en y por el objeto observado. ¿cómo acceder a esa dimensión contemplativa? ¿Meditación, ascetismo, sacrificio? Los que conozcan a Toni saben de esos momentos, estados de ausencia. Se producen en cualquier momento son breves o en ocasiones extensos cuando se ha compartido con él la soledad de Can Pere en Ibiza.

   Como si fuera una biografía intelectual a través de su biblioteca, en este último libro, van surgiendo autores que ratifican los pilares de su actitud vital. En él aparece la idea unida al recuerdo de un amigo muerto, la interpretación de una palabra desconocida, secreta que contiene claves para la vida. Como la intuición y el saber racional o científico se van alternando en la vida. La audacia, lo imprevisto, el papel de las analogías, las correspondencias como sistema de relaciones que permiten descubrimientos inesperados, pero sobre todo el descanso contemplativo, los lugares para recogerse o mejor esconderse y tener la sensación del que no está, del que ha desaparecido complacientemente.

Diría que esa desaparición complaciente del yo, crea también un estado de bienestar. Imagino al autor completamente sintonizado con sus libros, un momento mencionado a menudo por mi amigo Toni en el que la realidad fuera y dentro es la misma, la eliminación efectiva de la distancia entre sujeto y objeto ha sido superada, la lectura no llega al cerebro diferenciado de cualquier otra parte del organismo. Entonces las palabras se hacen carne, se perciben con plenitud en un estado de plena conciencia, pero también se favorece la plena ausencia. Toni , como los gatos, cultiva el arte de estar muy ausente y absolutamente presente, reconciliando opuestos a cada instante: sensibilidad y razón, arte y ciencia, pensamiento y vida.

   En el Llibre d´Absencies (p.84) aparece el problema de la contemplación y los mecanismos para acceder a un estado de bienestar liberador. Esa pregunta que se hace Toni Marí es la verdadera pregunta que deben responder desde su tarea los intelectuales. La única que tiene sentido, la que nos ayuda a vivir y a morir. La disciplina de la escritura, los logros de la experiencia estética, ¿son suficientes? ¿Es posible a través de la meditación, del ascetismo? En definitiva, el problema del intelectual es que tiene que vivir su vida, pero no es vivido por ella. Quiero decir que la respuesta no se encuentra en la separación entre cultura y vida, más bien el pensador debe meterse en la cosa pensada, en ese ejercicio aparece el intelectual como alguien que modela y se deja modelar por la experiencia vital. Reuniendo la Teoría, la Amistad y el Amor, Antoni Marí, mi amigo del alma, liberado de las restricciones de la conciencia, se mueve como le place, y como todo auténtico creador hace lo que necesita hacer en un estado de ausencia absoluta. 

 





"Trash" de F.Gimenez en la Galería Horizon de Colera

   7 de julio a 8 dagost 2018

 


Los amigos y visitantes ya saben que en el ADN de la Galería Horizon de Colera se encuentra en el derribar muros y establecer puentes. En esta ocasión, la obra de Ferran Giménez es perfecta para demostrar este lema tan importante para esta galería. Ferran Gimenez se ha propuesto salvar las diferencias que hay entre fotografía y pintura.  En la base de su trabajo, su primera actividad es la de pintor, pero mediante un complejo recorrido ha llegado a una fotografía que nunca deja de ser pintura.

   Desde sus primeras obras aparecen ciertos ritmos y formas geométricas de perímetros imprecisos que van ocupando su lugar, junto la incandescencia del color. Desde sus primeras obras pictóricas, todo parece aludir a la cristalización, en la que multitud de elementos dispersos pugnan por conseguir una ordenación. Así surgen formas esenciales, hace mucho tiempo, lo hacía sobre maderas encontradas en el entorno cotidiano del pintor. F.G. rastrea la realidad, y los deshechos como un cazador de materiales y formas.

   La pintura parece rivalizar con la fotografía, pero él, ha demostrado que quien posee el don y un estilo, puede hacer cualquier cosa porque el trasfondo de su trabajo continúa siendo el mismo. Con la cámara o con los pinceles, su preocupación es la misma: espacios estructurales de la superficie, colores extraordinariamente escogidos de gamas austeras, relevancia de los detalles, líneas perpendiculares, redes y mallas. Esta circunstancia permite apreciar sus superficies lisas como si tuvieran la tactibilidad de las texturas, de las veladuras o los colores propios del óleo. La mirada de Ferran Giménez es puramente pictórica, aunque se exprese ahora mediante la fotografía que imprime digitalmente y la enmarca sobre bastidores gruesos, unas impresiones de gran detalle ante las que el espectador duda si, se encuentra ante una fotografía o no.

  Como un reportero bélico, este artista busca, entra, a veces con peligro de su integridad física en arquitecturas derruidas, edificios, solares próximos a su estudio en Sants, y en cualquier otro lugar. Busca entre los desechos, lo que ya no sirve, la basura.  Igual que un alquimista convierte el desperdicio en oro.

  La obra confirma que Ferran Giménez ha devuelto el aura a la fotografía en la era de la obra reproducible, rompiendo la diferencia entre fotografía y pintura.





"In- side Out" exposición colectiva en la Galería Horizon de Colera.

2018 Agosto 






                   Bernard Borgeaud


 IN-SIDE OUT

La Galería Horizon presenta la exposición colectiva con el título de In-side Out con la participación de algunos artistas que han colaborado en la realización del número 4 de la revista Outer Horizons que dirige Ralph Bernabei , dedicada en esta ocasión a la relación entre arte y espíritu. La expresión (In-side) alude al espacio interior, entendiendo que es desde este lugar, que actúa lo que Agnes Martin define como  inspiración, los taoístas nombran como chi  que es el espíritu en el cuerpo, en Japón, la energía primordial surge cuando el hara (centro ubicado en el vientre) sustituye a la mente. Tal como dice, Takesada Matsutani : la espiritualidad, es algo  normal, convertida en algo que no es tan normal,(obra), dice: me utilizo a mí mismo, mi vida. El dibujo es un tipo de meditación que necesita tiempo y pacienciano necesita ninguna explicación. Tan solo se trata que algunas personas lo sientan, este es mi objetivo.

  Los artistas  transforman su energía espiritual en materia. Sentir de modo profundo, para poder materializar en una obra, ese es el camino hacia el exterior (out). Lo que somos, nuestra esencia espiritual, se proyecta hacia el exterior en forma de obra artística. Hay que abandonar la palabra innecesaria, ese ruido conceptual y molesto de las ideas propias de la mente sociológica, antropológica, lingüística que acompaña como una exigencia el arte de hoy. Las obras, como las palabras, cuando son verdaderas no son, ni antiguas, ni modernas.

    ¿Cuál es el papel del espectador ante estas obras, tan evocativas de la espiritualidad? Conviene guardar un noble silencio contemplativo. Exigir el silencio crítico ante las obras de arte es corresponder, como espectadores, con la misma actitud que ha tenido el artista.

   ¿Podríamos aguantar, sin grandes tensiones, 4 minutos y 33 segundos contemplando, en silencio, las obras que tenemos ante nuestros ojos? John Cage lo hizo con toda una orquesta sin tocar una sola nota. Es muy poco tiempo, sin embargo, el desafío es de una gran magnitud. ¿resistiríamos?

    La contemplación en mayúsculas se da en la vida mística. Las mayores experiencias en el arte, se producen en el silencio de un museo, en el estudio de un pintor en el que los pasos, de algún ocasional visitante, resonando en la lejanía, lo convierten en un espacio sagrado. La puerta de entrada, a la galería, separa el silencio interior del rumor del exterior.  Hay que aprender a honrar a las obras con nuestro silencio. En lo callado no se intenta poner nombre a nada, ningún significado, no hay pregunta, ni tentación alguna por usar el lenguaje. Con la percepción silenciosa de las obras, se apuesta por la desnudez de las potencias  del conocimiento que usamos normalmente y en los que la razón quiere imponerse y nos conciliamos con la intuición.

   No pensar en nada es el medio principal para actuar más allá de la lógica. Se trata de pensar sin pensar, sin tener intención, ni voluntad de comprender. Con esta actitud ante las obras de arte, cumplimos con el mandato de San Juan de la Cruz cuando dice: el alma gusta de estar a solas con atención, amor quietud y descanso sin ejercer las potencias del entendimiento, la memoria, ni la voluntad, sin inteligencia, sin entender sobre qué”. En las aulas de dibujo, suele dominar un silencio casi absoluto. El artista, como el espectador, comprende las formas en silencio contemplativo In-side Out

 

Art United acción de Ralph Bernabei en el Castell de Quermanço.

 2018 Septiembre 






Después de la última colaboración con Castell de Quermançó a propósito de la

conmemoración del desastre de Hiroshima y Nagasaki en Agosto 2016, desde Horizons

Projects, han pensado en un nuevo reto.

Coincidiendo con la publicación del número 4º de Outer Horizons dedicado a la relación

entre Art & Spirit, Horizon Projects ha pensado que era una buena ocasión para recordar

su filosofía que se basa en un concepto del arte en el que es muy importante no

levantar muros, sino construir puentes entre las personas y las ideas. Por este motivo, Ralph

 Bernabei, artista norteamericano y editor de la revista, Outer Horizons ha propuesto la frase

 ART UNITIES que refleja esos contenidos y la filosofía de la publicación.

La frase, propone que el arte une en aspectos tan importantes como la filosofía, la

espiritualidad, las ideas, que el arte une a personas muy diferentes, de diversos mundos y

que así, es como se crean la cultura y el pensamiento contemporáneo, recuperando los

valores verdaderos.

ART UNITES viene reforzada por las opiniones del propio editor de la revista y las de

distintos artistas y colaboradores que han escrito en el último número a propósito de la

relación entre arte y espíritu: el arte como vehículo de unión. 

El proyecto consiste en la colocación de una gran tela con el lema ART UNITES de 2.50 x

18 metros en la pared norte-este del Castell de Quermançó del municipio de Vilajuïga (Alt

Empordà).El dia 22 de Septiembre 2018 Anoop Kaur Anna hará sonar los Gongs para

proyectar y expandir la vibración de PAZ. Concepto y realización : Ralph Bernabei .

Diseño : eStudio Calamar


Ralph Bernabei nacido en New York, de ascendencia italiana, actualmente reside en el

Emporda (Colera), tierra que le sirve de inspiración para ahondar en su permanente

búsqueda vital. A su obra básicamente pictórica, últimamente ha añadido creaciones en

tres dimensiones. En ambos casos sus trabajos son sutiles, expresivos y siempre fieles al

pulso vital del artista. Ultimamente sus investigaciones van encaminadas a la búsqueda de

un lenguaje mucho más personal. Las citas siguientes proceden del Nº 4 de Outer Horizons,

 Art & Spirit





El arte busca la esencia de la experiencia humana : Espiritualidad, Filosofía, Humanismo,

Arte”.

Editorial Outer Horizons .


“La interacción con la obra de arte, también comporta el potencial de una

transformación de nuestra percepción de la realidad cotidiana”

Rina Ayra..p.11 (Reader at the University of Wolverhampton)


“Será necesario reconocer y hacerlo lo más público posible, el hecho de que nuestros

cambios sociales actuales son manifestaciones de una transformación cultural mucho

más amplia e inevitable. Solo entonces podremos acercarnos a un tipo de transformación

cultural y pacífica. El artista, hoy, juega un papel clave en esta transformación social en

curso. Esta es la tarea del artista, porque el arte se nutre de lo que la sociedad condena,

excluye, deja a un lado y olvida”.

“Por lo tanto, e s necesario que el artista se aleje del consumismo en el que ha sido

desgraciadamente encarcelado y que reflexione sobre el Tiempo, sobre su percepción y la

naturaleza, sobre las diferentes profundidades espirituales del hombre”

Lucrezia De Domizio Durini. p.24 (Writer, activist scholar of the works and thought

of Josep Beuys )


De una parte, el artista, como creador expresa su particular experiencia; por otra, la

obra expresará lo que es peculiar de su propia época…por último dice Kandinsky, cada

artista, como servidor de arte debe expresar lo que es inherente al arte en general, el

elemento que hace que internamente una obra de arte sea tal, más allá de los valores de

los valores individuales o temporales de época.

Pilar Parcerisas, p.63 (Art critic and historian)


“Quiero cambiar la opinión tradicional según la cual el arte es una manera de expresarse

por otra visión según la cual el arte es una manera de transformarse y que lo que se

transforma es el espíritu, y el espíritu está en el mundo y es un hecho social”…

John Cage, citado por Carmen Pardo Salgado en p.73

( Professor of Music & Philosophy at the University of Girona )


Me parece muy importante que cada ser humano esté esperando o soñando de alguna

manera sobre algo bello. Muchos me responden: No lo puedo conseguir en este entorno.

Nuestro mundo es diferente. Pero creo que si lo quieres, si trabajas para ello, lo puedes

conseguir en tu vida, en tu alma”

Wolfgang Laib,p.81 ( Artist )





 Isidre Manils “Moments Ago: Del Infierno al Paraiso”

Centre Cultural La Nau de la Universidad de Valencia, Sala Jesús Martínez Guerricabeitia.Comisario y autor del texto de la exposición .

 


MOMENTS AGO: DEL INFIERNO AL PARAISO. (hoja de sala)

      La exposición de Isidre Manils se estructura en una secuencia de tres estancias: Infierno, Purgatorio y Paraíso, las mismas que hacen de la Divina Comedia un ascenso, una metamorfosis progresiva hacia la luz. La elección de estas tres “stanzas” no es arbitraria, sino que definen los aspectos más sustanciales de los cuadros de esta exposición que responden a la profunda impresión que le causó al artista, la lectura de la obra de Dante Alighieri. Alguien le regaló la versión valenciana de Joan F. Mira, coincidiendo con un viaje a Florencia. La exposición es, también una buena ocasión para revisar los aspectos más característicos de la obra de Isidre Manils. En la sala 1, Infierno, vemos uno de sus fuegos que ya son una leyenda en la pintura. La sutileza de captar el movimiento y el tono adecuado de este elemento. Las Faces que son arquetipos de personas sin identificar y que pueden ser apariciones o desapariciones. También en esta sala, pero igualmente se puede ver en otras, hay buenos ejemplos de lo que él llama Acoplamientos. Son imágenes muy diferentes entre sí que causan un impacto de sentido en el espectador. En la sala 2, Purgatorio, vemos unas obras hechas con carbón utilizando una técnica especial, Isidre cubre toda la superficie de negro y busca el blanco para hacer el dibujo, eso hace que el tratamiento de la superficie se convierta en profundidad, en la pintura hace lo mismo, quita materia. En esta sala 2 hay una serie de Palimpsestos, una selección de cuarenta, entre una larga serie que ha hecho durante años. En ellos, la imagen se borra, se reproduce, se pinta encima de la existente y aparece un mundo desconocido que no existía en la imagen inicial. Por último, llegamos a la sala 3, Paraíso, en la que encontramos sus grandes obras “Las puertas del Paraiso”  inspiradas en las de Florencia. Allí, Isidre Manils se encontró frente al brillo de las puertas de bronce del Battistero di San Giovanni. Un momento de privilegio, en el que un artista contemporáneo, es capaz de apreciar la belleza de las obras de quienes le han antecedido. No sabemos si estamos en uno u otro lado de la puerta: ¿hemos traspasado o no? De hecho, si miramos estas palabras escritas en la obra que anuncia un alto, un no traspasar, están escritas al revés, como si nosotros estuviéramos, ahora, en esta sala en el otro lado, en algún lugar desconocido. ¿Cielo o Infierno?





MOMENTS AGO: DEL INFIERNO AL PARAISO.

  

   La exposición de Isidre Manils se estructura en una secuencia de tres estancias: Infierno, Purgatorio y Paraíso, las mismas que hacen de la Divina Comedia un ascenso, una metamorfosis progresiva hacia la luz. La elección de estas tres “stanzas” no es arbitraria, sino que definen los aspectos más sustanciales de los cuadros de esta exposición que responden a la profunda impresión que le causó al artista, la lectura de la obra de Dante Alighieri. Alguien le regaló la versión catalana de Joan F. Mira, coincidiendo con un viaje a Florencia. Allí, se produjo la segunda visión, al encontrarse frente al brillo de las puertas de bronce del Battistero di San Giovanni, las Puertas del Paraíso, tal como las nombró Miguel Ángel. Un momento de privilegio, en el que un artista contemporáneo es capaz de apreciar la belleza de las obras de quienes le han antecedido

 

I.                Stanza

 

Infierno

 

 “ La terra lagrimosa mogué un vent,

llampeguejà una llum roja com foc

que em deixà estamordit, inconcient;

i el son em va fer caure com un soc” *

(Infern III,132-136) pàg.51. edició de J.F.Mira.

                                                       

*Nota de  J.F.Mira : El desmai o pèrdua de sentits de Dante és com una mena de “mort” simbólica o transitòria que, sense morir-se de veritat, li permetrà pasar miraculosament a l ´altra banda i entrar en el mon dels morts.

 

        La primera “estanza”, el Infierno, parte de un cuadro que Isidre Manils llamó Moments Ago  en 2003. El título alude a esa frase que repetían insistentemente los corresponsales de guerra en sus retransmisiones de la guerra de Irak: “Acaba de pasar…acaba de pasar”. Mientras mostraban las imágenes del infierno. Dice Manils: “el horror te hace cerrar los ojos y después el arte, lo filtra y lo hace visible”.

   En “Moments Ago”, como en la puerta florentina de Ghiberti, encontramos imágenes en pequeños formatos de 10 x1 5 que forman un mosaico de límites bien definidos entre ellos pero que crean un conjunto   equilibrado de formas y colores. Es un relato de algo que ha sucedido, una mirada con plena sensibilidad artística, sobre un relato civil, en el que surgen infinidad de preguntas sobre la condición humana.

     En esta obra, aparecen fotogramas encadenados, 221 instantáneas sobre un lienzo de 195x170, captadas por él mismo,en medios diversos que lo convierten en un imaginario reportero virtual sobre la guerra de Irak. Los destellos de las explosiones nocturnas, las luces infrarrojas, el ir y venir borroso de personas y tanques blindados, algunos primeros planos de reporteros , de políticos o de muertos. Todos son momentos después de que algún suceso haya ocurrido. Los instantes y las instantáneas parecen ir en contra de la pintura, pero no es así, pues sin ánimo de parecer anacrónico debo recordar que este es un antiguo "desideratum" de la pintura clásica. La pintura puede captar acciones recurriendo a la elección de lo que Lessing en 1766 llamó "el momento más fecundo" y el "momento más pregnante" de una acción, un momento de privilegio en el que el espectador es capaz de vivir el instante que precede y el que le sigue. Este concepto de tiempo es el más eficaz para despertar la mirada interior del que observa la pintura. Esa mirada se convierte en un afluente íntimo del río de la emoción.  Así, la muerte de Laocoonte, la expiración de los mártires, las anunciaciones o el momento de un disparo contra un periodista o un niño son algunos de esos momentos de privilegio. La palabra es secuencial, explicativa, narrativa y resta una buena parte de la conmovedora eficacia de la imagen. Isidre Manils nos coloca frente a una obra formada por 221 breves pero eficaces momentos fecundos de una guerra que afectó y movilizó a la población como ninguna otra desde Vietnam. El tiempo, acaba dando forma al dolor.  Isidre Manils da su personal visión de artista del conflicto y lo hace convirtiendo esta obra en un perpetuo testimonio inmortal, con las herramientas que mejor domina, convirtiendo el horror en Belleza, buscando la belleza escondida del infierno. Sólo a través de la belleza podemos expresar el horror.

    W.Blake desde su mirada profética y  oscura, llegó a la conclusión de que su “Urizen”,  encarnación de la sabiduría y la ley, empuñando el compás y las herramientas de un arquitecto, podía crear y limitar el universo.  Sus  obras , como las de Manils y la de los buenos artistas, tienen un carácter profético. Urizen aparece en los ocho  libros de Blake como «El anciano de los días» , que para la exploración del Abismo, necesita finos instrumentos de medida y así construye una plomada, para partir por la mitad el Abismo inferior. Construye una regla para dividir, hace una balanza para pesar, un sextante de bronce, un compás de oro y así es como empieza a comprender el Abismo.  El bien no tiene más sentido que el mal y  en la naturaleza no existe el bien y el mal o que en todo caso se nutren mutuamente. No pretendo adentrarme en las sendas pre-nietzscheanas  que conducen más allá de los valores del bien y del mal, tan solo quiero argumentar sobre ese destilado de belleza extraordinaria e inquietud que posee la obra de  Manils y que se construye sobre la destrucción, utilizando las herramientas de la precisión y el control. Así, con lentitud, armonía, proporción, ritmo y número, Manils nos propone dominar el horror y todo aquello que nos espanta. Aparece la paradójica sensación del espectador moderno que es capaz de disfrutar estéticamente de la visión de la destrucción y la muerte a través de este pintor del infierno.

 

Fuego

 

     También aquí, en esta estancia, se encuentra el fuego, las llamas, muy difíciles de fotografiar y aun más de pintar que han sido magis­tralmente captadas por Isidre en cuadros imposibles. Es común la confusión del espectador ante las obras de Isidre Manils, al creer que se encuentra ante la luz emulsionada de la fotografía. Pero, no es más ni menos que dibujo y pintura sutil. Hecha, como le gusta decir a él, con la modestia de un sencillo palo, con pelos en la punta y una tela en blanco.

     Una de las primeras obras en la  que la llama aparece es en “Ull” de 1993, en ella vemos el reborde de un gran ojo incandescente de 130 x 81 cm. ocupando toda la tela. También en el tríptico del año 1999, "Tú",  unos pies atra­viesan un cír­culo de fuego, de agua, de hielo. Ese trayecto que lleva de la llama al hielo y al mineral.

     El fuego y su luz representan  la fuerza de los demiurgos orien­tales capa­ces de crear y destruir a la vez. Fudo Myoo en Japón o lo que es lo mismo: Acala Vidyaraja en India, tienen como letra sagrada KAN, ese es el título genérico de sus fuegos pintados. Repre­senta el in­amovible uno, que es encarnación y mensaje­ro de una deidad superior, su sílaba sagrada está gra­bada en las espadas de los guer­reros y les ayuda a combatir a los enemi­gos. Su ter­rible apa­rien­cia y su belleza, se deben a que está rodeado de llamas y tiene la virtud de preparar­nos para el final de los últimos días milena­rios. En algún sitio, he leído que la palabra "Nirvana" sig­nifica literalmente: extinción de la llama. Este anhelo por conseguir el logro espiritual más sublime forma parte de nuestra tradición helenística de ir más allá de la apariencia superfi­cial, estar por encima y alejados de lo que nos rodea con sereni­dad, impasibili­dad y conciencia. Lo que haría de nosotros seres afa­bles, con los sentidos serenos, alcanzando la más alta cota de calma total y sin pérdida de la atenta concien­cia. Un lago hela­do, sereno y limpio en el que el agua se encuentra oculta. Un paso más hacia el Paraíso.

 

Faces.

 

En otra de las obras de esta estancia del infierno, vemos numerosos rostros anónimos, sus “Faces” están tratadas en las obras de Isidre Manils, lejos de lo que suele pretender un pintor que es hacer aparecer, como un ejercicio constante, una muestra de desaparición. Los innumerables rostros anónimos, imaginados por el autor son una especie de testimonios de ese horror infernal. Así sucede con la obra “Between-us” que es una visión directa de unos seres imprecisos, difuminados por alguna emoción, por un suceso. Unos humanoides con rostro anónimo, parecen pintados con sus propias cenizas, con restos de la extinción, como vapores antropomórficos, adquieren densidad ante nuestros ojos. El fondo deliberadamente tenue, no alude a ningún mundo concreto, no sabemos su raza, ni su sexo, no reflejan la luz del Sol, ni de la Luna; no sabemos bien, si entran o salen del espacio vacío. No parecen activos, pero tampoco indolentes, parece que ya hayan vivido o que empiecen a vivir.  Estos rostros celestes, ­cuerpos de pura luz, tienen la luminosidad que se dice, poseen todos los seres y que nos asemejan al color del arco iris. 

 

Acoplamientos.

 

   Las obras de Manils, esconden más que muestran, obligan a que el espectador cree su orden de sentido, sus resonancias con las obras. Los artistas de la noche, los pintores del infierno, actúan como lo hacen los misterios de la naturaleza que gustan de esconderse. Las ciencias, y los críticos que las es­tudian, tienen algo de profanación, de desvelamiento. En el Doctor Faustus,  Thomas Mann ex­plica que el padre Leverkuhn quería inculcar en los jóvenes adolescen­tes, el misterio de la naturaleza y quería que se con­templase con reco­gido fer­vor; con el fervor misterioso con que él mismo, con­sidera­ba la escritura indescifrable en las con­chas de ciertos molus­cos, por medio de su gran lupa cuadrada.

    El lector en el texto y el espectador en la exposición, no deben caer en el error de pensar que están guiados por un hilo narrativo que otorga sentido a esta secuencia, esa idea, la debemos descartar inmediatamente. El relato, palabra tan utilizada en la actualidad, no es útil para una buena aproximación a la obra de Manils. Por ejemplo, una explicación razonable del infierno sería relacionar a modo de ilustración  los conceptos: guerra, fuego, rostros de desaparecidos, no es así.

   En esta primera estancia, vemos tres obras en blanco y negro: “Situacions 1.2 y 3” del 2009, junto a “Effekten 4 “ de 2003, estas obras acoplan  imágenes muy diferentes, nos ponen en un modo muy subjetivo que  Manils utiliza para crear su poética pictórica y que suscita imaginación y delirio en el espectador. Situación, acontecimiento y ausencia forman parte de su universo. Estos aspectos son muy relevantes en su trabajo, especialmente lo que él llama “Acoblaments”. Empezó a utilizar este término en 1983, consiste en poner en relación una imagen con otra creando relaciones mágicas, sorprendentes que no quieren tener más lógica que el encuentro inevitable, como si estuvieran destinadas unas a las otras, unidas por el “azar” son inseparables ante el espectador, como antes lo han sido para el pintor. Su estrategia es contraria a la lógica de la razón, más bien utiliza la “lógica” de la intuición, une fragmentos, los acopla sin buscar otra causa que las imágenes,  las formas y los colores.

    Esa no-lógica de la imagen es muy importante para ver esta pintura. Ciertamente, los que creían estar en un infierno lógico y comprensible,pueden y deben quedar desconcertados. ¿qué estoy viendo? ¿qué debo ver? ¿qué papel juegan la densidad y el desenfoque dominante en las tres obras en blanco y negro de esta sala? ¿Y ese diamante en una mano, junto a una puerta y esa sombra gris? La fisura, el fragmento y la indeterminación permiten la complicidad del que mira en un instante, un espacio invisible, mínimo, algo similar a la separación entre el lanzamiento de una flecha y su impacto sobre la diana. Una diferencia mínima, un instante, un intervalo entre dos momentos casi imperceptibles, una distancia que no podemos más que imaginar porque no la vemos, pero que nos causa estupefacción.

 

    Recuerdo que las primeras citaciones que me hizo Manils sobre sus autores de referencia, fue de Gilles Deleuze. Yo andaba, y ando, sobre el sentido de la obra  del filósofo francés, sobre la  dualidad entre la identidad y la diferencia, sobre la importancia del discurso interrumpido y el acontecimiento, el deseo que Deleuze tiene de encontrar en el arte lo que conserva y lo disruptivo. Vi realizados, en la definición de pintura que me hacía Manils, algunos de los deseos del filósofo francés, aunque la cita no es literal,  decía algo así como que:  “ha de existir una relación entre las partes separadas, pese a todo , esta relación, no es  ni lógica, ni narrativa, es el producto de una conjunción, de un acoplamiento de sensaciones. Es un momento de encuentro de dos imágenes o situaciones en la superficie de un cuadro que de una manera espontánea y sin caer en asociaciones de tipo surrealista se encuentran formalmente en un vínculo invisible.”

     Manils, une imágenes muy diferentes en su interior con el arte de la mirada, se produce una especie de detonación, de explosión en el inconsciente del autor y del espectador. Por eso es difícil hablar ante sus obras, en estado de shock explosivo, la lógica del lenguaje queda neutralizada, la razón se desconcierta. Manils no es un pintor realista, porque pone en relación imágenes como si fueran sombras en un lienzo y lo que falta lo pone el espectador. Crea situaciones, fisuras, un tema que le apasiona, por donde entra el que mira. Por eso lo considero un pintor abstracto y precursor de lo que he llamado ” situacionismo” pictórico.

    I. Manils ha titulado sabiamente alguna de sus obras con el término alemán de “Effekten”, a mi modo de ver esta palabra puede aludir a las cosas, los objetos, a los extraños y melancólicos enseres personales que aparecen en sus obras, pero también como, en otros idiomas, a los efectos en el sentido perceptivo-sensible de la palabra, sea de un modo u otro esas capturas icónicas de “Efectos” crean una trama  secreta  que establece correspondencias nunca vistas y que dan al espectador un placer mórbido, le obliga a intuir su brillo secreto, descubrir el sello alegórico que une estas imágenes, como cosas y como resplandor; llevando a la pintura, la máxima del cineasta R. Bresson que Isidre tiene colgada en algún lugar de su estudio : “Juntar cosas que aún no han sido nunca juntadas y que no parecían predispuestas a serlo”

 

Como comisario de la exposición retrospectiva que se hizo en Sabadell y en Mollet de Vallés conjuntamente en Septiembre de 2008, comenté extensamente su obra “Mad-alone” de 1992. Una obra anti “maniliana” y la más “maniliana” a la vez, un programa total de su trabajo. Una gran tela de casi dos metros por uno treinta, con dos ojos en los extremos y un gran rectángulo vacío, en blanco, en el medio, sin imagen, sin rastros de pintura, sin sombras.

     Este espacio en blanco y vacío o cualquier otra obra de Isidre Manils, permite la aparición de unas preguntas básicas: ¿Quién? ¿Cómo? ¿Dónde?. Entiendo que la expresión: situacionismo pictórico actúa en las obras de Isidre Manils porque en ellas y a su alrededor se construyen situaciones, momentos de vida que permiten la aparición del juego de los acontecimientos.

     Isidre Manils, crea situaciones, al poner las figuras en el mismo plano, un personaje que mira, un paisaje que desprende luz, el movimiento del cabello, un fuego, todo sucede como en fotogramas congelados. Todo se para, no hemos visto la película, pero intuimos lo que está pasando. Es una escena de la que, no  conocemos ni el antes, ni el después, además, es fragmentaria, ocupa la tela, no narra y nos obliga a  hacernos más preguntas: ¿quién es? ¿Qué mira? ¿A dónde va? ¿Qué ha hecho? ¿Qué ha pasado?

    Estos interrogantes son los mismos que Guy Debord propuso en su Internacional Situacionista. Para Debord, la situación es una unidad de comportamiento en el tiempo. Está formada por gestos contenidos en el decorado de un momento, por personajes, por miradas, todos gestos que son el producto del decorado y de si mismos. Así, como en una especie de reverberación mental, se producen otras formas de decorado y otros gestos en el espectador que mira.

   Todo parece aludir a lo que falta, a lo que no está, a una estrategia situacionista que Isidre Manils utiliza constantemente. Hay encuentros, hay acoplamientos, pero también existen ausencias. Es en este sentido, que lo considero un pintor abstracto.

  En “Situacions 1.2 y 3” , es como si la atmósfera se hiciera pesada. Todo lo contrario del aire que respiramos que es un elemento sutil que circula por el cuerpo y nos recuerda que estamos vivos, al notarlo sobre el rostro. Cuando en un lugar cerrado, empieza a faltar oxíge­no, decimos que el aire se enrarece, y no es que se ensucie, sino que desaparece, se hace más escaso, y difícil de conseguir: se hace raro. La rarefacción es la dilatación de un cuerpo gaseoso haciéndolo más denso. Me imagino una figura ante el espejo, desnuda, en la bañera, el agua caliente empieza a correr, el vapor impregna el espejo, la imagen desaparece, su corporeidad ha sido vencida por una ligerísima película de vaho.  Este recurso pictórico aparece muy a menudo en la exposición y en las obras de este pintor que parece pintar solo, sobre la captación de una ausencia.

        La relación entre vapor y vida, entre exhalación y muerte se daba en una antigua costumbre romana que con­sistía en que cuando moría alguien, el pariente más próximo, se inclinaba sobre él para inhalar el último aliento del difunto: ­..."et excipiens hanc animam ore pio"; y que en el Tirol creen que, a la hora de la muerte, el alma de un hombre honrado sale por la boca en forma de nubecilla blanca. Sea una sombra, un vapor, una nube, el vaho o una imagen pintada por Isidre Manils, la única huella posible de la realidad física es la evanescencia, la desaparición como el humo en el cielo. Manils utiliza esta técnica en muchos momentos de su obra, las entela con vaho, con vapor. Pero aquí, en estas tres obras en blanco y negro, ha utilizado una técnica refinada para  empastar la imagen, hacerla densa a base de desenfocarla.

  Isidre Manils pinta realidades sin sujeto, da la sensación que su obra no es solo el resultado de su “yo- voluntad”, no quiero afirmar que otras voluntades se impongan a la suya, como en la conciencia de un ser poseído, o como decía el dibujante Batllori: “yo pongo la mano y Dios pone todo lo demás”.

    Parece que hay una fuerza, como la de las limaduras de hierro en torno a un imán, con la que los acontecimientos-imagen escogidos, se van ubicando espontáneamente. El exégeta lo ha observado en el espacio dedicado al trabajo de sobremesa, en él, hay una dispersión de imágenes recortadas en papel, están desordenadas, pero parecen destinadas a encontrarse por una voluntad propia, igual que en  su libreta personal , en ella hay apuntes,   indicios de color, son trozos de realidad que  acabarán imponiéndose al autor y depositándose sobre la superficie de la tela. El arte verdadero deja un lugar a  los acontecimientos sin sujeto.

 

 

II. Estanza

 

Purgatori

 

El temps que, entre el final de l´ hora tercia

i el pricipi del dia, es veu l´ esfera

que sempre està jugant com un xiquet,

el mateix temps semblava, cap al tard,

que li quedaba del seu curs al sol “

Purgatori, Cant XV 3-6 pàg.197. edició  de J.F.Mira.

 

     Jean Luc  Godard que es prolífico en frases, sentencias y definiciones que ha ido pronunciando a lo largo de sus ochenta y siete años de vida, dice: " El Cine no es un arte, ni una industria, el cine es un misterio"…..  Entendida una película como una obra de arte, cercana a la pintura, parecida a una experiencia estética integral en la que veo imágenes, oigo palabras, escucho música, tengo una sensación placentera en un clima de sensualidad instintiva y conceptual. La  formación cinematográfica de Isidre Manils, ha ido paralela a su pintura y por esta razón, la exposición retrospectiva, ya mencionada que revisaba por primera vez la totalidad de su trabajo, se llamó: Cine Ateneo. (2008) Ese era el nombre del cine familiar de Mollet, su ciudad natal, donde se forjó el imaginario de este artista que veía películas tras las cortinas, desde su habitación de adolescente.

    Por eso, su obra es la de un pintor fascinado por la luz del cinemascope  y el cristal líquido de las nuevas tecnologías, tanto es así que algunos creemos que si no tuviera el don de la pintura y una fascinación religiosa por el oficio, hubiera sido un buen realizador cinematográfico.

      Ciertamente, el cine es un misterio, pensé cuando me encontré con tan sólo tres personas,  dispuestas a ver una de las secuencias de Histoire (s) du Cinema de Jean Luc Godard. En la sala del cine Casablanca, tres solitarios de domingo noche colocados en butacas diferentes. Mientras esperaba el inicio de la proyección, con mirada vaga hacia el aire, gozaba de esa sensación de profunda soledad que da asistir al cine en sesión dominical nocturna, con la pantalla en blanco ante mi.      

    Me pongo ante las obras de Isidre Manils, de la misma manera, con la incomodidad del que, a través de su capacidad especuladora, se atreve a asomarse a un universo blindado, misterioso como el cine de Godard. El cripticismo de su obra es fuerte y el mismo Manils, evita dar demasiadas explicaciones. Es imposible saber el significado cierto de estas obras, aunque a veces, cuando alguien dice que las cosas escapan a nuestra com­prensión quiere decir, sencillamente, lo contrario y es que sabiéndolas profunda­mente, no alcanzamos a comunicar­las, a poner­las en pala­bras. Este es un sentimiento común que culmina con un noble silencio.

   En una época, anterior a la que comento, Manils trató fragmen­tos y anécdotas de in­spira­ción cinematográfica, con el mismo rigor que Baudelaire empleaba para tratar temas insig­nificantes como el vino, el hachís o el maquillaje. De ese momen­to, rec­uerdo dos obras de pequeño formato, en las que unas uñas largas y rojas y otras negras y afiladas punzaban la carne de unos cuer­pos. Dos obras que hace unos años, en pleno apogeo postmoderno, se hubie­ran visto como una exhortación al ornamento superfluo, a la noche o simple­mente como un elogio de la apar­ien­cia.

     Creo que pintarse las uñas es una acción sobre el propio cuerpo que tiene la misma fuerza que el tatuaje, o que atravesarse la carne con acero clínico para ha­cerse un "piercing". Estas dos obras me indican dos caminos: uno, sobre el procedimiento pictórico, pues la laca aspira a conseguir una superficie brillante y lisa en la que el pincel no debe dejar ningún rastro de su intervención, y otro sobre la ocultación de una parte del cuerpo. Isidre ha comentado que uno de sus objetivos es la ocultación de la pin­tura. La perfección en el procedimiento pictórico, le permite conseguir un logro que explica con entusiasmo: la desaparición de la pincelada, quitar pintura hasta que no se note que lo es, hasta que desaparezca.

     Parece que su pintura intenta conseguir la superficie acristalada de un televisor o de un fotograma, unas superficies sin textura alguna, una sensación tecnológica que incluso ha llegado a engañar el ojo experto de algún fotógrafo. Ozu, Lynch, Syberberg, Bresson, Dreyer, Kaurismaki, Wong Kar –Wai, Kim Ki-Duk o Victor Erice están entre sus referencias cinematográficas y así se hace verdad una frase que gusta de repetir: “Le debo más a Hitchcock que a Picasso”.

     Una primicia de esta exposición es la presentación pública de su último empeño con la imagen cinematográfica, lo ha hecho a través de una película de papel, que vemos en una vitrina.Una línea infinita de imágenes aleatorias sacadas de todo tipo de revistas, periódicos o semanarios que caen en sus manos. Una vez las tiene ante él, las ordena siguiendo un criterio de color. Una especie de cadáver exquisito de tiras, de formas y colores colocadas unas tras otras, si una acaba en un color rojo ha de continuar con el mismo color. Una acción aleatoria que, como en sus obras, evita toda narración. Ha digitalizado esas tiras con la realización de Pol Penas y con música de James Custodio, el resultado final es un “film” de 91 metros, ese es el título de la película que, el espectador puede ver infinitamente, como en un bucle continuo, como un palíndromo visual.

     Aquí, debo citar nuevamente, como si fuera un designio entre ambos a Guy Debord, amante del cine como Isidre Manils y realizador de un film con el título de “ In girum imus nocte/ et consumimur igni ( Durante la noche no dejamos de girar mientras el fuego nos consume) . El título es un palíndromo, se podía leer hacia la derecha y hacia izquierda de idéntica manera. Aquí, aparece el bucle eterno e iviceversico que Isidre Manils logra con su film “91”.

        En otro momento de nuestra historia, en una época dominada por  Palindromistas y  Cabalistas, se consideraba que la Torá  fue escrita con todas las letras juntas, sin separación de palabras. Parece ser que las palabras se separaron luego para tener una Torá “entendible”. El palindromista, a su vez ,cuando descubre una frase, de alguna forma pone todas las letras juntas y vuelve a hacer todas las divisiones de palabras en el nuevo sentido. Acaso el sueño de todo hermeneuta de la palabra sagrada, sea poder leer el texto de la Torá al revés.

    La base de la película de Manils es una cinta de papel enrollable formada por dos bobinas como los de la Torá. Esas dos partes de imágenes continuas , podrían ser motivo de idéntica reflexión sobre la continuidad, los intervalos el rebobinado en las dos direcciones, un palíndromo visual.

    Así, secuencias y fisuras en sus obras, van creando sensaciones que trazan un guion imaginario, un sin fin de imágenes fragmentadas, algunas con el efecto de foto movida, se reagrupan súbitamente, como si obedecieran a una combinatoria infinita. La mente del espectador sirve de pantalla en la que se produce un fundido encadenado y aleatorio que hace que, el que mira, pueda sustituir progresivamente un plano por otro. El primero se difumina, al mismo tiempo que el siguiente aparece por sobreimpresión sobre su retina. Un hilo invisible va uniendo todas estas imágenes de modo a-lógico y no narrativo, un sentido especial del tiempo, un sentido del espacio, exploran nuestra capacidad contemplativa que es uno de los recursos clásicos de la pintura. Manils nos propone un modo de ver nuevo, quita materia, trabaja paciente y laborioso, hasta que sus obras quedan impregnadas de transparencia y nos ofrecen el brillo sutil del celuloide, hasta que consigue una mirada cinematográfica de la pintura.

 

La profundidad de la superficie.

 

   Los cuatro grandes dibujos S/T , 140x 180 cm , que vemos en “el Purgatorio”, están realizados con carbón sobre papel, forman un grupo con dos dibujos más de formato menor. Los interpreto como indicios de la inquietud que crea  el paso del tiempo y por la ausencia que produce la muerte. Veo una “Beatrice “ moderna, de belleza inmarchitada. Dante conoce a Beatriz  en 1274,  nació en 1265, es decir que tenía nueve años cuando empieza su amor. Beatriz muere en 1290. En uno de los dibujos, siete grandes lupas parecen examinar la piel, su textura, sus pliegues, sus fisuras. Buscando rastros del paso del tiempo o quizá de la culpa. Estamos en el purgatorio y aquí el poeta ve como las almas van pasando por los siete círculos y son examinadas las sombras de sus pecados.

    Volviendo al carboncillo, he de decir que las técnicas que utiliza Isidre Manils en sus obras sobre papel y en los palimpsestos, también presentes en esta sala, contienen una gran riqueza simbólica relacionándolas con la revisión y la purgación de la culpa. En el primer caso, en los dibujos al carbón, consiste en oscurecer totalmente el blanco del papel y una vez oscuro, conseguido el más profundo de los tonos del negro, va al encuentro de la luz blanca nuevamente, quitando el polvillo a base de borrar, de quitar materia. No deja de ser una técnica con gran simbolismo sobre lo que aquí nos ocupa, de la negritud absoluta, de la mancha oscura, se consiguen indicios de pureza recobrada, de luz, a base de rectificaciones.

   Me gusta visitar el estudio de Isidre Manils, es luminoso y a diferencia de otros muchos artistas amigos que respeto, este, está ordenado y domina la pulcritud que, para mí, es el primer indicio de la presencia del arte. Sobre la mesa una selección reducida de óleos, indican austeridad y control del procedimiento pictórico: Amarillo Cadmio Medio, Ultramar, Carmín Laca, Verde Esmeralda, Dioxazine Malva, etc. El exégeta observa que una parte del estudio no está habilitada , zonas umbrías, poco iluminadas, parecen estancias vedadas que no enseña.

   El exégeta mira, como si fuera parte de su obligación de intérprete, busca lo que el cuadro esconde, lo que se encuentra detrás de la obra, y en ese momento el artista le advierte que detrás del cuadro, solo está, la pared. Rápidamente surge una deducción de signo contrario: todo reposa en la superficie de la tela pintada.

Vuelvo al carbón ya mencionado y recuerdo, en su estudio,  una mesa cubierta de micro partículas de carbón, los dibujos están entre “difuminos”,”dry cleaning pad, papel milimetrado, numerosos algodones usados y una pequeña lupa de examinar tramas que utilizan los impresores. La materia reposa y se puede observar con esa lupa minúscula.

    Una de las aportaciones que me resultan más sugerentes de la poética duchampiana, aquel que se dice que acabó con la pintura, es la noción de “Inframince”, traducida como infraleves.  Esta manera de entender el rastro, ha inspirado numerosas obras de artistas contemporáneos que bien al espolvorear pequeñas partículas de materias diversas como es el caso del polvo de mármol en Tàpies o al dejar constancia del tiempo que va depositando el polvo del estudio sobre la tela, como hizo en una reconocida obra Ignasi Aballí, incluso el aire de la respiración o la presencia calorífica de un cuerpo frente a la pared  como las usó Parmiggiani, o los sutilísimos rastros del humo de Fernando Prats.

      Isidre Manils  incorpora estas nociones en sus dibujos al carboncillo y en sus telas al óleo, haciendo de su pintura un manifiesto artístico de la evanescencia, de la ligereza extrema dejando que las imágenes del mundo se depositen vitalmente, caigan como velos, como vapor, como humo, como alientos de vida sobre la tela. En lugar del calor de un asiento que se acaba de dejar, que proponía Duchamp : el brillo y la frialdad de una perla, en lugar del  sabor a humo que queda en la boca al fumar: unos labios rojos, en lugar de una gota de cristal con aire de París :unas uñas lacadas, en lugar del sonido del roce de los pantalones al caminar: la piel fragante de un hombro desnudo.

Estos infraleves, esos pequeños acontecimientos figurados y depositados en la superficie de la tela, tras la contemplación de la vida cotidiana, son la verdadera naturaleza de su arte y, como en el celuloide, reposan esos infraleves figurados, las imágenes que al ser proyectadas por la presencia de la luz crean una poderosa seducción visiva. No hay relieves matéricos apreciables por el tacto.

   La dualidad occidental estaba acostumbrada a distinguir entre Superficie y Profundidad, y por extensión a separar cuerpo y alma.  Tuvimos que esperar a la definitiva aportación de Husserl para convencernos de que no se puede hablar del alma más que en función del cuerpo que la manifiesta y la revela. Según este principio, la piel de las cosas, la superficie del mundo tiene la misma magnitud densa de lo que solemos considerar como profundo

   Isidre Manils fenomenologiza Husserlianamente la realidad, la convierte en profunda cuando instala los acontecimientos en la superficie de la tela y con este acto nos recuerda aquella clásica paradoja de que la piel puede ser lo más profundo de nuestro cuerpo. La realidad se deposita sutilmente sobre la tela. Capa tras capa se oculta y se muestra, he ahí el carácter misterioso de sus cuadros, el enigma no se encuentra solo en los temas, sino en la manera como han sido pintados. La impactante presencia de unos rostros evocadores, de un arquetipo de identidad Femenina, o la formalización de sus besos-abrazos, o los cuerpos de figuras espectrales, o las alusiones al amor y a su exceso o la constancia de la muerte: están en sus cuadros. No obstante, el principal enigma se encuentra en la lentitud observada en el proceso pictórico, se encuentra en ese nuevo situacionismo pictórico que convierte el lugar de la pintura, su superficie, lo que está aquí, en un vacío de sujetos donde el procedimiento, la situación, el lugar “el loci” de la pintura es el auténtico significado. El situacionismo pictórico de Isidre Manils, no es especulativo, ni teoricista,  se encuentra en el rito pictórico, en  el “lugar” de la pintura, se encuentra en constatar que, la misma superficie sobre la que empezó a dar los primeros esbozos, se va saturando de sentido por las innumerables pinceladas que aplica con técnica precisa , se encuentra en esos días y días en los que recoge las micro partículas de materia untuosa  con un pincel de pelos escogidos, lo hace de un modo pulcro y  los deposita sobre la tela hasta que la pintura desaparece, sin dejar rastros. Llegado a este punto se deduce una conclusión importante en la obra de Manils: todo su mundo, su poética, su manera  de ver y pensar reposa en la superficie de sus obras. Sea polvillo de carbón, oleos o acrílicos en el tratamiento de las superficies, se esconde algún secreto.   La situación de la pintura, ha forjado una nueva identidad transformada y todo reposa  en la superficie.

 

 

Palimpsestos.

 

   La serie “Palimpsestos” es una selección entre más de doscientas obras que el autor inició en 2011 hasta 2018. Utiliza este nombre de una manera alusiva al procedimiento que se seguía antiguamente para aprovechar la piel de cabra  u oveja que servía para escribir y reutilizarla escribiendo encima. Por lo tanto, un palimpsesto es una manera de descubrir lo que un texto encubre.

     En el caso de Manils, esta operación se vuelve algo más compleja y hasta cierto punto incomprensible. A las manos del pintor llegan infinitas imágenes de papel, de procedencias muy diversas, en ellas, hay algo indeterminado que llama su atención, puede ser un color, una forma, un detalle de una figura, un objeto y las selecciona. Actúa con la intuición de un profeta. Lo he podido comprobar en varias ocasiones. Una de ellas, con su obra “Ruaix” (1998) una especie de pre-visión de una famosa foto que circuló a propósito de la destrucción de las torres gemelas de Nueva York en el 2001.

     Escogidas las imágenes, empieza un proceso de cubrimiento con capas y capas, los va realizando a base de tapar, descubrir y creando, él mismo, nuevas imágenes superpuestas que desvelan u ocultan su sentido inicial. A base de  ir y venir hacia atrás y hacia adelante. No olvidemos que también Palíndromo significa etimológicamente “ir hacia atrás”.

    En ese proceso, la imagen se depura y purga permanentemente. El repertorio de imágenes resultantes es espectacular y permite exponerlas en varios formatos, pero siempre creando una secuencia entre ellas, como si dependieran unas de otras.  Para su ordenación utiliza criterios indeterminados que seguro que tienen que ver con cadencias de color tal como sucede con el film del que ya he hablado.

   

    Por último, quiero referirme a tres pequeños oleos  de 2018  que vemos en este Purgatorio, me refiero a los 3 S/T, de 2018, y a otras dos obras que se encuentran, oponiéndose simbólicamente, en el espacio expositivo, una alude a la Luz, “Lux” de 2009 y otra a la muerte “Mort” de 2011, ambas de formato cuadrado, 130 x 130 cm. Las tres más pequeñas son las más recientes que vemos en la exposición, forman unos acoplamientos en los que el color se convierte en altamente significativo, en ellos vemos seis franjas repartidas, dos en cada cuadro. En uno de ellos domina una tonalidad fría de azules y blanco. Costuras rígidas y una forma en fisura. Este es un icono “maniliano” que aparece a modo de cicatriz, o de ojo, como aseguraba Fèlix Fanés en su comentario de la obra “Ojo” de 1990, la fisura, el corte , la herida, la ausencia se corresponden con la línea del ojo cerrado que identificamos con los labios de una vulva. En la segunda obra, hay más equilibrio de frío y calor, en ella los filamentos, cabellos u otros se encuentran con una cara cubierta por una mano de uñas pronunciadas dispuestas a señalar o a marcar la piel, tal como en “Laca en las uñas” de 1999, en el tercero, también un gran contraste entre una estructura terrosa y un “órgano” carnoso irreconocible de rojo sanguíneo y profundo.

   

   Las dos obras siguientes “Mort” y “Lux” están colocadas en el espacio, cerca una de la otra. Una, la muerte, fría, gélida y blanquecina, de tonalidades plateadas, blancos y reflejos cromados. La otra, la vida, hace del color bermejo su mejor estandarte, entre puntos luminosos y color bermellón sanguíneo, nos muestra un corazón de cristal, como si fuera un diamante pendiente de talla.

  Las formas cristalinas, sean hielos, joyas o diamantes tallados en brillantes o no, se encuentran a menudo en la iconografía de Manils. Siempre las he interpretado como la presencia más refinada del carbón. Quiero decir que un brillante por magnífico y valioso que sea, no deja de ser un trozo de carbón en el que los átomos se han dispuesto de determinada manera. Me gusta también, que el diamante sea la segunda forma más estable de carbono, después del grafito. También la más invariable y en consecuencia, de ahí su nombre griego que significa inalterable, y por lo tanto, una alegoría de lo imperturbable e invencible. Su brillo especial con cientos de facetas, lo consiguen los talladores, haciendo una forma que se asemeja a la de un cono y proporciona máximo retorno de luz en la parte superior del diamante.

    En el Purgatorio, traspasada la puerta, se encuentran los tres escalones que el ángel ha señalado con su espada resplandeciente. Tres escalones y tres colores que son los tres estados de la penitencia: el primero de mármol blanco y tan pulido que refleja el aspecto verdadero, significa la contrición del corazón o el examen de conciencia, el segundo, de color azul oscurecido, hecho de piedra seca y arenosa significa la confesión de los pecados y el tercero encendido como sangre que fluye caudalosa, significa el cumplimiento de la pena. También aparece, en esta estrofa del canto IX, una piedra de diamante en la que reposa el ángel, quizá símbolo de constancia y firmeza. El purgatorio se entiende, a su vez, como una forma troncocónica ascendente. Una especie de cono invertido en el que se vislumbra una luz.  En ese fondo, en ese centro abismal de la tierra, todo es silencio, quietud, niebla y hielo. Entre el calor y el frío, en esa franja de tránsito se producen las transformaciones profundas, los cambios maravillosos propios del purgatorio que nos permitirán acceder al Paraiso.

 

 

III.           Paraíso

 

 

“  D´alli endavant el veure fou més gran que el parlar…

 

(Paradis, XXIII, 54-57) pàg.433. edició  de J.F.Mira.

.

La tercera estancia muestra “Las Puertas del Paraíso” (2015) junto a una serie en la que predominan unos dibujos al carbón de puertas negras que auguran un tránsito hacia otro lugar, un espacio vedado, difícil de traspasar, del que vemos una luz bajo la puerta, al otro lado, del que intuimos felicidad y del que no sabemos nada.

       Otra de las obras que vemos en esta estancia es, un tríptico sin título, de este mismo año 2018, en el que, en la misma línea tonal que voy comentando, domina el diálogo entre cálido y frío. En él, vemos un almohadón de raso azul, sobre otra tela también brillante. Una imagen de reposo, confortable como aquella almohada sobre la cual descansaba su rodilla el ángel de Bronzino en su alegoría, de “Venus cupido y el tiempo” de 1546 que Panofsky interpretó como un mensaje  fascinante: “Dulce pero peligroso”. En medio, un terreno pedregoso y vacío, ya hemos visto que el segundo peldaño del purgatorio estaba hecho de piedra seca, arenosa y significaba la confesión de los pecados, finalmente una zona más iluminada como corresponde al paraíso. No quiero aventurarme en el delicado asunto del textil, pero me parece que por la caída y el tacto que sugiere la pintura de estas telas, quizá estamos ante el tejido llamado Charmeuse o piel de ángel que tanto ha sido utilizado en la literatura y en el cine por su poder sensual y evocador. Generalmente cuando pensamos en un tejido ritual, tenemos este tejido en mente, satinado pero con luz especial, con una caída tan natural que es un desafío para cualquier pintor y que Ingres supo tratar magistralmente. Los colores muestran toda su viveza e intensidad, a su vez dan una sensación muy táctil y un brillo espectacular. El contraste con la aspereza de la pared y el suelo intermedios es evidente.

 

   “ Aci la fantasia fou vençuda;

I hem feia girar ja el desig i el velle

com la roda uniformement moguda

l ´amor que mou el sol i les estrelles”

 

Paradis XXXIII, 145  .Versió J.B Mira, pág 441,            

 

 

  Llegamos al final de este  texto, cerramos su lectura, después de tantas palabras, lo he querido hacer con el último verso de esta Comedia, una última llamada al silencio intelectual para vencer las fantasías interpretativas, y fundirnos en el universo, que el amor mueve el sol y las estrellas.

   Las obras de Isidre Manils son pasos decididos hacia la ocultación, hacia lo que no vemos, cultivando la flor hermética. La escena del miste­rio, el espacio del en­cuentro, en obras como "Es muy difícil que llegue nadie" y otras, en las que un reloj in­visible va marcando los dígitos, para el momento de un encuentro o de una destrucción. En alguna de ellas, el escenario, está rodeado de unas cortinas – llamas, muy parecidas a las que aquí, en las puertas del paraíso, vemos. El uso de velos, cortinas de fuego, a manera de telones pesados, son utilizados con frecuencia por Isidre Manils. Dada la importancia demostrada que el cine tiene para él, es evidente que esas cortinas nos recuerdan el telón, casi siempre rojo, que cubría la pantalla blanca de los cines. El espacio en el que iban a suceder las cosas, a aparecer las imágenes, se desvelaba ante todos y se cerraba al final. Ocultar y desvelar la imagen es el ejercicio principal de este pintor de imágenes  ausentes.

       En muchas de sus obras anteriores, las luces que en ellas se veían, podían ser tanto las propias de los mitos fun­dacionales del cosmos y del inicio del orden, como las febriles luces tóxicas del Apocalipsis. La gran­deza de la complejidad simbólica es su am­bi- ten­dencia de creación-destrucción, la posibi­lidad de recorrer dos caminos distintos, a veces enfren­tados, pero ambos necesarios, como un nudo que  protege y al mismo tiempo ata y obliga,  como la misma natu­raleza del bien y del mal. Ahora, quiere mostrarnos escenas de la tercera fase de un encuen­tro o de una desapari­ción. Como si en ese proceso de acercamiento a lo desconocido: lo que debía llegar, ya estuviera aquí.

 

   Ya he comentado, el fuerte impacto que a Isidre Manils  le proporcionó estar frente a las puerta del baptisterio de San Juan en Florencia. Las puertas del baptisterio, como era costumbre en el arte religioso medieval y pre renacentista, consiste en hacer secuencias narrativas, que marcan el relato religioso, a través de 28 paneles, en los 20 paneles superiores con escenas de la vida de San Juan Bautista. Los ocho inferiores retratan virtudes: esperanza, fe, caridad, humildad, fortaleza, templanza, justicia, y prudencia.  

   Dante murió en 1321 y en 1329, Andrea Pisano, amigo de Giotto, hace su primera aproximación para acabarlas en 1336. Los mejores artistas de la época hicieron y opinaron sobre estas magníficas puertas: Lorenzo Ghiberti, Filippo Brunelleschi, Donatello y Jacopo della Quercia, Franceso Rustici dicen que ayudado en su diseño por Leonardo da Vinci, Michelozzo y Benozzo Gozzoli y para rematar es Miguel Ángel quien se refiere a estas puertas como las "Puertas del Paraíso”.  Es sorprendente que los mejores artistas de la época, se interesaran tanto por estas puertas como el propio Manils en el Siglo XXI.

     Aunque parece ser que no se pidió al escultor que hubiera un número concreto de escenas, este optó por 28 paneles. Las puertas medían 3,20 metros de base y 5,20 de altura. En otras referencias he encontrado, 5,15. Voy a permitirme una pequeña licencia con los números, ya que en algunas ocasiones, aparecen en las obras de Isidre Manils, como por ejemplo en la obra 7:23  de 2006 o en algunos dibujos 8:02, también en otras aparecen palabras pintadas en la tela.

      El uso de los números para transmitir mensajes era común desde el siglo XIII, una época en la que el universo mágico y maravilloso, guiaba los destinos del hombre. Era un auténtico método de conocimiento en la edad media, continuó a través de la cábala cristiana del renacimiento y perduró hasta casi la edad moderna con el cambio de paradigma que supuso la entrada en la época de la razón, a finales del siglo XVII.

     Este aspecto numérico, la magia combinatoria de las cifras, aparece en el verso 42 del canto XXXIII del Purgatorio, un canto en el que  Beatriz. La guía del poeta a lo largo del camino, pronuncia un enigma que aún hoy es motivo de interpretación y da pie a todo tipo de conjeturas: 

 

“perque veig amb certeza, i aixi ho narre,

Que unes estrelles pròximes , i lliures

D´obstacles i de fre, ens porten un temps

En el qualun cinc-cents i deu i cinc,

 que envía Déu, ha de matar la lladre

i aquell gegant que està pecant amb ella.

Potser la meua narració, tan fosca

Com d ´Esfinx o de Temis, no et convença

Perquè confon, com elles, la raó…

 

    En una nota de pie de página, aclara Mira : “ De les moltes interpretacions d´aquesta al.lusió “cabalística”, la més plausible és la que llegeix els nombres amb les lletres romanes: 500,10,5 : DXV, que en realitat caldria llegar DVX, és a dir cap o cabdill…”…el anhelado retorno al orden anhelado por Dante, otros dicen que se refiere  a sí mismo como Dante Xristi Vertagus que significa: Dante, lebrel de Cristo.

 

     David Jou, profesor del departamento de física de la UAB y poeta, en un artículo publicado en La Vanguardia (24.11.89), citaba las numerosas interpretaciones de ese 515. Entre todas ellas, la teoría del doctor L. de Freitas en “Computers Mathematics and Applications” (vol.17, págs 887-897) de 1989 parece la más cercana a la interpretación que estamos dando del paraíso de Manils.

   El profesor Freitas, toma, como referencia matemática, el llamado triángulo divino, formado al unir tres vértices consecutivos de un pentágono.  Este triángulo ha sido adoptado por numerosos círculos secretos. El profesor dice que si los ángulos de este objeto son 108º , 36º, y 36º, suman 180º, y si construimos el reflejo de esos números, obtenemos 801º, 63º y 63º, cuya suma es 927º, número que comparado con el 180º refleja una mayor precariedad estética.  El cociente entre 927 y 180 es 5,15.

    La conclusión más interesante y decisiva, para Freitas, es que el 515 de Beatriz, representa el factor que permite pasar desde la grosera imperfección de 927º a la perfección y pureza de 180º, quedando demostrado así, que el mensaje principal de la Divina Comedia es la transformación progresiva del ser en una forma definitiva, eterna.

      Esta teoría sobre el 515, refuerza los argumentos que he utilizado anteriormente, a propósito de la importancia de los palíndromos, ya sean verbales como el que he citado, a propósito de Guy Debord, numéricos como en este caso o visuales como los de Isidre Manils.

     El espectador podrá comprobar, cuando se coloque ante estas obras de las “Puertas del Paradis” , que aparece una palabra pintada, un espectacular “No Trespassing”, escrito como si fuera un neón de fuego sobre fondo rojo, sobre la tela pero escrito al revés. Desde el otro lado, como si el espectador dudara si está en uno u otro lado del paraíso. Desde la teología a las teorías cuánticas, se preguntan constantemente donde está el linde, la línea invisible que nos separa de otras dimensiones. Por eso, el modelo del espejo ha sido muy utilizado en la poesía, la metafísica, las matemáticas y la pintura. Siempre me ha llamado la atención, que en el Narciso de Caravaggio, se ve un joven bien parecido mirándose en el agua, pero que en lugar de reflejar una imagen perfecta de él mismo, parece reflejar otra persona, menos amable y más siniestra.

Pero, ¿podríamos decir, en el caso de su interpretación mística y religiosa, que el otro lado, reflejará la misma imperfección del mundo en el que vivimos? Sería un despropósito, porque en el Paraíso, todo es bello y perfecto, nada impuro puede entrar si no ha sido previamente transformado como el carbón a la luminosidad del brillante, tal como parece indicar el principal mensaje de la Divina Comedia a través de la bella Beatriz.

 

Las puertas del silencio.

 

El poema “Traspasseu -ho” lo escribió Carles Hac Mor, a propósito de las pinturas de Les Portes del Paradis ,que estamos comentando, en septiembre del año 2015, murió en Enero del 2016, por lo que este podría ser uno de sus últimos poemas:

 

Privat el pas,

Traspassarem l’estampa

i ens assemblarem molt

a la cara de popa d’un buc

no gens bucòlic 

per tal com la coma

d’entrada en serà la sortida,

de la impossibilitat

de retre-hi comptes

un cop contemplats

tots els punts i a cap

d’un passadís fet de portes

que porten al punt i coma

que fa de porta d’un tot plegat

que aplega ombres

que fan foscor

malgrat la llum

que les projecte

entre uns llums a la popa

ja no pas de cap buc,

sinó a la proa del submarí

sense governall

que ens estampa a les parets

tot havent dit “No traspasseu,

que ara ve un cotxe”,

i llavors neixeran mil històries

davant aquesta projecció

que pot ser, potser,

la porta d’entrada

a les portes d’un paradís

o infern plens de misteris

que poden traspasar

qui no té defenses il·lògiques.

 

    El 16 de Septiembre del 2015, Isidre  Manils,  convocó al poeta Carles Hac Mor y a mí, a la presentación de “Les Portes del Paradís” en el Centre Artistic de San Lluc. En mi intervención escrita, las había rebautizado como “Las Puertas del Silencio”. Lo hice como un pequeño homenaje a mi acompañante en el acto, Carles Hac Mor, un ortodoxo, radical desconfiado hacia toda palabra crítica o teórica que no fuera la poética y, también como un reconocimiento a Isidre Manils, y a las numerosas ocasiones en que le había escuchado decir  sensatas reflexiones sobre la inutilidad de la palabra ante la pintura. Isidre, aun siendo lector voraz y persona reflexiva, hace una crítica radical al exceso de la palabra, tanto de los que hacen arte, como de los que lo interpretamos. 

     Me temo que Isidre Manils, tiene razón. Sobran las palabras. Creo que ante estas obras, que aluden a tránsitos, puertas, lindes, pasar o no traspasar, recorrer pasillos infinitos, que nos han guiado del infierno al paraíso, solo cabe  guardar un noble silencio contemplativo. Exigir la suspensión del juicio crítico o que si somos incapaces de guardar silencio, solo  lo rompamos para responder con otra creación. Soy consciente, que a mí, me ha tocado poner esa palabra innecesaria, ese ruido conceptual y molesto de las ideas ante la presencia de la pintura. Reconozcamos el verso con el que he iniciado esta entrada en el Paraíso:

 

“  D´alli endavant el veure fou més gran que el parlar…

 

     Mirar, tan solo se trata de estar “dentro” o “fuera” de las obras. La expresión “dentro” alude al espacio interior, entendiendo que es desde este lugar, que actúa lo que Agnes Martin define como inspiración. Los taoístas nombran como “chi” a esa energía que consideran el espíritu en el cuerpo, en Japón, la energía primordial surge del corazón y del “hara” (centro ubicado en el bajo vientre) sustituye a la mente. Tal como dice el artista, Takesada Matsutani, último representante del grupo de artistas japoneses Gutai : El dibujo es un tipo de meditación, necesita tiempo y paciencia…no necesita ninguna explicación. Tan solo se trata, que algunas personas lo sientan, este es mi objetivo.”

     Los artistas escogidos, transforman su energía espiritual en materia. Sentir de modo profundo, para poder materializar en una obra, ese es el camino hacia el exterior. Lo que somos, nuestra esencia espiritual, se proyecta hacia el exterior en forma de obra artística. Hay que abandonar la palabra innecesaria, ese ruido conceptual y molesto de las ideas propias de la mente sociológica, antropológica, lingüística que acompaña, como una exigencia, al arte de hoy. Las obras, como las palabras, cuando son verdaderas no son, ni antiguas, ni modernas, se muestran perfectas, solitarias, no necesitan otra argumentación que la que ellas mismas nos ofrecen.

    ¿Cuál es el papel del espectador ante estas obras, tan evocativas de la espiritualidad? Conviene guardar un noble silencio contemplativo. Exigir el silencio crítico ante las obras de arte es corresponder, como espectadores, con la misma actitud que ha tenido el artista.

   ¿Podríamos aguantar, sin grandes tensiones, 4 minutos y 33 segundos contemplando, en silencio, las obras que tenemos ante nuestros ojos? John Cage lo hizo con toda una orquesta sin tocar una sola nota. Es muy poco tiempo, sin embargo, el desafío es de una gran magnitud. ¿resistiríamos?

    El monje y abad de Montserrat, García Jiménez de Cisneros (1456-1510) nacido en Palencia y llegado para reformar la orden benedictina desde Valladolid y Salamanca, que se encuentra enterrado en nuestra  montaña sagrada, escribió su “Ejercitario de vida espiritual”, publicado en la abadía en el año 1500, un libro que influyó de manera decisiva en Ignacio de Loyola, cuando bajó de la montaña a  Manresa, y a través de él, a Joseph Beuys. En ese Ejercitario, se da un consejo útil para toda ocasión, incluida la experiencia estética profunda, se trata de estar: “En un lugar secreto, en silencio, pero sobre todo en silencio del alma, eliminado todo vano pensamiento”

    Creo, que hay que aprender a honrar a las obras con nuestro silencio. En lo callado, no se intenta poner nombre a nada, ningún significado, no hay pregunta, ni tentación alguna por usar el lenguaje.

   Los místicos de otras épocas, como Plotino, corroboran el consejo: “No deberías preguntar, sino comprender en silencio, tú también, como yo guardo silencio y no acostumbro a hablar”.  Como profesor en una escuela de arte, durante muchos años, he podido constatar que, en las aulas de dibujo, suele dominar un silencio casi absoluto. El artista comprende las formas en silencio.

  Es curioso que a ambos, a Carles Hac Mor  y  a mi , la obra de Isidre Manils que  vemos en esta tercera estancia , nos hubiera sugerido una entrada, un pasar la puerta hacia el silencio, en el que la intuición y no la razón, se instala como argumento. Mientras que el silencio la favorece, el habla crea dualidades y confrontaciones innecesarias.

    El silencio nos aleja y nos acerca a la obra. Estar solos, callados ante la obra, ante la puerta, favorece la pérdida de la dualidad, ya no sabemos si estamos en uno u otro lado de la puerta: ¿hemos traspasado o no? De hecho, si miramos estas palabras escritas en la obra que anuncia un alto, un no traspasar, están escritas al revés, como si nosotros estuviéramos, ahora, en esta sala en el otro lado, en algún lugar desconocido. ¿Cielo o Infierno?

    La contemplación, en mayúsculas, se da en la vida mística, pero las mayores, las más profundas experiencias en el arte, se producen en el silencio de un museo, en el estudio de un pintor, quizá en esta sala, en la que los pasos, de algún ocasional visitante, resonando en la lejanía, lo convierten en un espacio sagrado.     

   La puerta de entrada, a esta exposición, separa el silencio interior del rumor del exterior.  Hay que aprender a honrar a las obras con nuestro silencio. En lo callado no se intenta poner nombre a nada, ningún significado, no hay pregunta, ni tentación alguna por usar el lenguaje. Con la percepción silenciosa de las obras, se apuesta por la desnudez de las potencias masculinas del conocimiento que usamos normalmente y en los que la razón quiere imponerse y nos conciliamos con la intuición.

    No pensar en nada es el medio principal para actuar más allá de la inteligencia. Se trata de pensar sin pensar, sin tener intención, ni voluntad de comprender, rompiendo la lógica y poniendo en su lugar, un enigma, un mandato de  San Juan de la Cruz, cuando dice: “el alma gusta de estar a solas con atención, amor quietud y descanso sin ejercer las potencias del entendimiento, la memoria ni la voluntad, sin inteligencia, sin entender sobre qué.” 

 





 

 “Yoon-Hee: “La energía espiritual de la forma” 

 Revista Outer Horizons Nº4. Sobre Arte y Espiritualidad. Galeria Horizon, Colera. España.





La energía espiritual de la forma.-

 Yoon-Hee nació en Corea del Sur. Se trasladó a Francia en los años 80. A partir de ese momento empezó a exponer en Francia y Corea. Vive en Perillós   un lugar de nombre muy sugerente y fronterizo entre España y Francia.

 Fluir o el principio de aleatoriedad: se suele decir a menudo que debemos fluir en la vida y aceptar con naturalidad los avatares de la existencia. El título de la exposición que Yoon-Hee hizo en la Galería Horizon en 2014  era “Quizas”. Esta palabra  menciona lo posible, lo que puede suceder o no. Este principio de aleatoriedad de la materia lo utiliza esta artista al tratar el bronce con la facilidad del que trabaja con el papel o con la tinta. Algunas de sus esculturas  están hechas a base de estratos superpuestos que se enmarañan creando un orden interior. Parece como si hubiera querido dejar hablar al material  facilitando el camino para que este manifieste su voluntad de poner, quitar o segregar.

Según dice la propia Yoon-Hee , ella trata el metal en su estado líquido, lo vierte, lo tira y se pone a trabajar  antes de que la materia se enfríe. Esto le permite dar la impresión de movimiento instantáneo con una materia que tiende a ser estática. Así se genera una estratificación donde la voluntad de la artista no se impone nunca sino que se suma a la del proceso. Es común asociar las edades del hombre con los metales y el uso del hierro, el cobre o en este caso el bronce se suele relacionar a procesos de transformación y cambio, la alquimia de la metalurgia convierte el proceso de trabajo escultórico en sabiduría.

La naturaleza también es aleatoria e imprevisible. En Oriente las estaciones estan muy marcadas e intensas y las circunstancias climatológicas han moldeado el carácter de sus habitantes. Esa condición los convierte en resignados pacientes de los “caprichos” de la naturaleza y muy especialmente de los  movimientos atmosféricos. La formación de los tifones, los movimientos circulares de las borrascas o la ondulada fuerza de las olas gigantescas son una clara manifestación de lo que no podemos predecir, hay en ellos un designio maravilloso que casi siempre culmina en una fuerza destructora que ellos aceptan con resignación. Cuando hablé con la artista me dijo que vivía “ a plain aire” y pensé que la estrategia formalizadora de la naturaleza es una fuente de inspiración constante. Por eso me imagino esa especie de nidos de bronce como nidos de vida, como metáforas de la energía vital y sobre todo del tránsito fluido de la existencia.

 La energía de las formas vórtices propias de la naturaleza se detectan en el interior de estos nidos de  fuerza que si bien son aparentemente simples, tienen un gran poder. En la naturaleza, la mayoría de los vórtices son de forma cónica. Los tornados y remolinos son conos giratorios. Desde un punto de vista físico-energético diría que sabemos o se nos asegura que hay en la materia una energía encerrada que se libera  y que cuando se libera puede adoptar un movimiento en forma de vórtice. Sin querer meterme en dificultades científicas, he leído por ahí ,que Einstein describió la materia como energía congelada y también que el vórtice es una buena imagen de liberación  y movimiento .

Seguramente por todo esto, he visto las obras de Yoo-Hee como manifestaciones de  energía  dinámica, de acción y de cambio. Esculturas de puro movimiento que tienen una fuerza constatable. El “chi”  es una energía del origen, de la vida y va más allá de las palabras. Solo desde ese poder invisible puedo comprender el contraste entre la  fuerza de la obra y la fragilidad aparente de  Yoon-Hee. 

  En las obras sobre papel, en sus dibujos también se aprecia ese movimiento como una línea que tiende a crear un círculo. Se constata como una línea que se enrosca sobre si misma en espiral que forma un vórtice esférico, un círculo que puede culminar en una bola de energía, en un torbellino. Las ligereza de las obras en tinta  me llevan a lo blando , a lo  suave y  me aparece la imagen de la obra  “Acromo” de Piero Manzoni, una esfera blanca de piel de conejo sobre una base de madera quemada .

En las esculturas de Yoon-Hee sucede  algo parecido a lo que le sucede a un ovillo de lana,  en él, la lana orbita en una espiral tridimensional alrededor del  único punto del vórtice esférico. Con la lana se puede producir un movimiento giratorio en espiral alrededor de un punto central. Tan solo al momento de formar la bola, o también al desenrollar el hilo, se forma una representación precisa del vórtice de energía. Pienso en ese vórtice de energía y me sorprende como puede haber conseguido el efecto maravilloso de dar movilidad y ligereza a la compacta densidad del bronce.

 Por lo tanto estas obras  muestran la aleatoriedad,  la imprevisibilidad  y la energía del vórtice, tres estados temporales de la materia congelados en un momento  en el que  según la propia Yoo-Hee  aparece un punto de equilibrio en el proceso de transformación que afecta de forma permanente a todo el universo. Eso lo saben todos aquellos que beben en las fuentes del origen y frecuentan el poderío de la energía primordial.

 

 



 

 Entrevista al artista Taiwanes Dai-Bih-In: “Espíritu, tierra, raíces 

2018 Octubre

Revista Outer Horizons Nº 4. Sobre Arte y Espiritualidad. Galeria Horizon, Colera. España





MARIKO KUMON : HILO SONORO 

 2018 Noviembre









Hilo sonoro.                                                                                         

 

Escuchar.

La primavera ya ha asomado su rostro, anuncia cambio y renovación. Me encuentro con Mariko Kumon en un rincón del magnífico bosque que rodea su casa. Miramos las imágenes de las obras que ha escogido para su publicación y nos damos cuenta de que una minúscula hojita, suspendida de un hilo invisible, inicia una danza majestuosa. Mariko me hace ver una de sus obras, se llama “Listen”, escuchar. En ella, un hilo comunica los dos extremos y en medio todo tipo de interferencias que impiden la comunicación. Saber escuchar es difícil, es una cualidad que tienen algunas personas, pero es algo que debemos hacer con todo. Escuchar el mundo acrecienta el conocimiento y nos hace artistas. Saber ver decía Matisse, saber escuchar nos propone Mariko Kumon.

Flores.

Cuando decidió ser artista y cambiar de vida, escuchó la realidad y se dio cuenta de que las formas tienen voz. Honami Kōetsu, o Tawaraya Sōtatsu en el siglo XVII vieron los lotos y los pintaron sobre papel de oro, con una gran belleza. Mariko los vio con otros ojos. Era un momento de crisis personal, paseaba por un jardín de su ciudad Fukuoka, y vio, en un estanque, unas flores de loto muertas, nunca las había visto así, las formas ilustraban su sentimiento íntimo y su dolor. Desde entonces ha entendido el arte como una manera de hablar y escuchar. La artista habla, quiere que se escuche la voz indefinida, incierta e inesperada que surge del interior de sus obras y se alegra mucho cuando otros reciben su mensaje. Aprendió a expresar emociones y sentimientos por las formas, texturas y color.

 

Formas

Para hacer sus obras utiliza materiales muy diversos: industriales, el plástico o el alambre, artesanales y otros cercanos a la naturaleza como: el papel, el tejido, el lúpulo o el barro y los materiales clásicos de la escultura. La fundición de bronce la utiliza para hacer unos cuerpos de rostro indefinido, son arquetipos africanos de rasgos pronunciados. Mariko es fiel a la tradición artística japonesa que integra con naturalidad abstracción o figura, materiales naturales e industriales en un eclecticismo integrador.

La tradición oriental permite respetar a otros artistas que comparten el camino propio. La originalidad no es importante, se comparte con otros sin temor. En ese contexto oriental, he visto pintar a cuatro manos, sin problemas, ni conflictos de autoría.  La artista es una  mujer japonesa moderna e informada y busca sus referencias en los grandes artistas de occidente. Yo le insinúo la influencia de Richard Deacon, el escultor abstracto británico que tiene bastante en común con Mariko: líneas, torsiones, formas curvas y nudos. Como ella, también construye a partir de materiales cotidianos o industriales. El tamaño de las obras de Deacon, como las de Mariko Kumon permiten de un modo muy natural, el cambio de escala. Un cambio de medida que le permite actuar, tanto en interiores domésticos como en espacios públicos. También me nombra otros artistas como: Giussepe Penone. Andy Goldsworthy, Anish Kapoor, Richard Serra, Anthony Gormley en sus obra anteriores.  Y me dice que hay más, pero   estos son sus preferidos, dice : “Nada que ver con  lo que hago, pero me gustan”.

 

Líneas sonoras.

En las obras de Mariko, las líneas aparecen como vibraciones, con ritmos diferentes, zigzagueantes como una imagen visual de una voz que no podemos oír. Sus líneas de alambre representan ondas sonoras que transmiten palabras, susurros o gritos, una especie de sismógrafo de las emociones.

Quizá sea su propia voz que nos habla de la memoria, de los caminos fortuitos, de esconder, de mostrar, de esperanza, de transición, de bondad y maldad, de cómo viviría aislada en un capullo de seda imaginario, mientras en su mundo, aparecen nubes de ideas que van y vienen como un péndulo, quizá piensa en querer volar y en la imposibilidad de olvidar a alguien.

Tras la conversación, la hojita sigue su danza, se mueve con una música inaudible, hace movimientos cada vez más extraordinarios, ni ella ni yo, nos atrevemos a pasar la mano por encima, para descubrir el finísimo, imperceptible hilo sonoro que la sostiene y desvelar el misterio. 

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